Los comerciantes formales de la calle Rubén Darío expresaron a «Diario El Salvador» que, luego de la recuperación y reordenamiento en la zona, a sus negocios «ha vuelto a entrar la luz del sol», debido a que durante casi cuatro décadas estuvieron escondidos tras las diversas estructuras que instalaron los vendedores por cuenta propia, las cuales, además, obstruyeron los tragantes y las canaletas de la vía, por lo que se propagaron plagas y acumularon desechos. De acuerdo con los propietarios de los negocios formales, por primera vez desde hace más de 30 años han vuelto a sentir seguridad en la calle Rubén Darío, ya que hasta hace unos años «no había ni un solo día en que no se registrara algún hecho de violencia como asaltos a mano armada u homicidios». Del mismo modo, aseguraron que las ventas en sus negocios han ido en aumento luego de la apertura del paso peatonal en el sector.
ALMACÉN Y LIBRERÍA SOLO
Mario Mejía es el capitalino propietario de la librería Solo, que existe en el centro de San Salvador desde hace 32 años. Luego de trabajar por 16 años como gerente del negocio, Mejía pudo comprar la librería y trasladarla a la calle Rubén Darío, donde funcionó por más de 16 años oculta tras las ventas informales. Ahora su propietario agradece el reordenamiento que la alcaldía de San Salvador ha hecho en la zona. «Antes mi librería no se veía, solo había un caminito por donde entrábamos, porque todo estaba escondido. Mucha gente pasa y me dice que no sabía que había una librería. Dieciséis años de estar acá, y no sabían que había una librería. Es admirable lo que se ha hecho y será un realce a la capital», comentó el dueño del lugar mientras pintaba las paredes de su negocio para renovarlo y darle «otra cara» según las nuevas condiciones de la calle.

ESTUDIO WESTERHAUSEN
La fachada del emblemático estudio fotográfico Westerhausen puede volver a ser apreciada luego de alrededor de 30 años de estar cubierta entre estructuras instaladas por los comerciantes por cuenta propia. Carlos Ghiringhello, encargado de la sucursal desde su fundación, explicó que durante décadas tuvieron que instalar varias luminarias en el local debido a que al lugar «no entraba ni la luz del sol». «Teníamos años de no ver el resplandor del sol, esto estaba totalmente oscuro; solo teníamos un pequeño espacio para entrar y a veces hasta eso estaba obstaculizado. Las personas solo conocían el local por referencias. Antes estábamos invadidos», dijo Ghiringhello.

ALMACÉN LA FORTUNA
Elisa Luo es una empresaria originaria de Taiwán que en 2021 compró este local, ubicado en la calle Rubén Darío, para vender productos varios. «Los locales que tenemos enfrente ni nosotros mismos sabíamos qué eran ni qué vendían. Este reordenamiento nos beneficia a todos los comerciantes de esta calle. Ha sido un gran cambio que nunca imaginé que se hiciera, es una sorpresa para todos», afirmó Luo.

TIENDA OSKAR’S FANTASÍA
En la calle Rubén Darío, frente al nuevo mercado Hula Hula, se encuentra el histórico edificio Antonio Bou, construido entre 1923 y 1927 y diseñado por el italiano Filipo Brutus Targa Dubois. Actualmente funciona como una tienda de accesorios que es administrada por Kevin Amaya. «Ahora tenemos visibilidad para todos los capitalinos. Muchos clientes antes no querían venir porque las ventas obstruían el local y tenían miedo. Hoy ya se sienten más seguros porque hemos visto un aumento en las ventas», aseguró Amaya a «Diario El Salvador».

TIENDA IMPORTOYS
Desde hace más de 15 años existe este almacén de variedades en la calle Rubén Darío, el cual los capitalinos solo podían conocer por referencias de terceras personas, ya que, según su propietario, Raúl Guevara, «el negocio estaba enterrado entre las ventas». «Pasó mucho tiempo en el que la gente ni lo conocía. Ahora nosotros vamos a comenzar a arreglar nuestras fachadas. Antes no se hacía porque, ¿para qué? Si nadie nos veía», dijo.
