Te has fijado que las cebollas tienen varias capas. Cuando vas levantando cada una, tus lágrimas empiezan a brotar por lo que va despidiendo y poco a poco vas llegando al centro de la cebolla, que es como el corazón del ser humano.
Desde que nuestros padres nos conciben y el corazón del embrión empieza a latir, este va percibiendo los estados de ánimo de mamá, siente el amor, la alegría, o bien la tristeza, el rechazo o el enojo. Llega a la tierra y sus progenitores tienen su propia historia de vida, lo educan y aman como pueden y también lo lastiman sin darse cuenta, simplemente repitiendo lo que recibieron cuando eran niños. El bebé se hace adulto protegiendo su corazón con diferentes mecanismos de defensa, como las capas de la cebolla: de desamor, furia, tristeza, ansiedad, depresión, trastornos alimenticios. Mientras más lastimados hemos sido, mayores capas desarrollamos, nos convertimos en padres y frecuentemente repetimos la historia. Hasta que tomamos conciencia sobre lo que estamos haciendo y buscamos ayuda para aprender a no herir a quien más amamos.
En la consulta recibo personas pertenecientes a diferentes generaciones con problemática parecida: «su niñ@ interior grita amor, calma, protección, atención». Mi camino como profesional de la psicología es desarrollar diferentes estrategias para sanar al niño herido, y el actual adolescente, joven o adulto integre a su niño.
Te estarás preguntando cómo se hace eso. Es un proceso con diferentes estrategias psicológicas, amor y empatía, en que la persona herida va calmando a su niño revoloteado.
¿Cómo saber si tu niño interior está gritando? Obsérvate:
1. Respondes reactivamente, sin pensar.
2. Te es difícil expresar amor verbal y físico.
3. Tus pensamientos tienden a ser negativos y catastróficos.
4. Crees que el otro es mejor que tú.
5. Demandas atención.
6. No aceptas que se te compare.
7. No quieres compartir ni trabajar en equipo.
8. Vives con miedo.
9. Te sientes solo, incomprendido.
10. Nada es suficiente.
11. Tus relaciones interpersonales son un caos.
12. Andas de una relación de pareja a otra.
13. Frecuentemente te sientes triste, ansioso o enojado.
14. Demandas que el otro te solucione.
Los anteriores ítems y otros más podrían ser una señal de que hay un niño herido dentro de tu corazón. Busca ayuda con el fin de sanarte y vivir plenamente.
Mis mejores deseos para ti.