Steve Jobs dijo en 2005, hace ya casi 20 años, que es imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro, estos se conectan viendo hacia el pasado. Por lo tanto, debe existir la confianza de que los puntos de alguna manera se van a juntar en el futuro; tiene que confiar en algo. Sea la voluntad, destino, vida, karma…, ya que creyendo que los puntos se conectarán de alguna manera en el camino le dará fe para seguir su corazón; incluso si este los guía fuera del camino ya conocido; eso marcará totalmente la diferencia.
Emprender no es una tarea fácil, se vuelven muchas horas de escuchar constantes «no, gracias», «te aviso cualquier cosa», «gracias, lo hablaré con». Es un proceso constante de resiliencia, perseverancia y paciencia que todo irá a conectar en algún punto. Nunca, me atrevo a decir con certeza, uno está preparado para darse cuenta de cuándo los puntos se conectarán.
Hace un tiempo trabajaba con mi equipo unas iniciativas comerciales para unos clientes de Quantaroot; sin embargo, nos encontramos con una disyuntiva para ejecutar ciertas tecnologías, pero se nos vino a la mente (a todo el equipo) el contacto de un conocido sobre esta área que conocimos en un evento de tecnología. Si bien esta conexión la hicimos en un momento puntual del pasado, nunca habríamos apostado que esa nueva conexión nos hubiera apoyado en el momento que se requería. Al final esta persona se terminó integrando al equipo.
Muchas veces los emprendedores tendemos a ver los eventos, charlas, talleres y similares como un gasto de tiempo, dinero, recursos, porque no se rentabiliza de manera inmediata. Es válido apreciarlo desde ese lente, pero consideramos que es más una inversión de riesgo. Puede ser que uno la rentabilice o no. Todas las iniciativas de eventos del pasado, como lo pudieron ser el SNBX Summit y Elaniin AI en 2023, abren una puerta que ayuda a que los emprendedores puedan crear conexiones de valor. Sea porque haya posibles clientes interesados en los servicios de la empresa, aliados estratégicos, socios, amigos, inversores y acciones, un sinfín de posibilidades que se encuentran dentro de estas iniciativas.
Alguno de los lectores se cuestionará el hecho de qué hacer si no se rentabilizan dichas inversiones (dado que al final siempre se invierte tiempo, dinero o recursos). Hay que ver el panorama desde arriba; no necesariamente esa conexión que se realizó en un momento A se va a rentabilizar en B, C, D, puede ser en Z, en unos lustros o incluso nunca. No obstante, nos abrió la puerta a una nueva posibilidad de establecer negocios y expandir nuestro horizonte.
Al final del día un negocio va más allá de ver números, dinero, balances, reportes y análisis; todo el ecosistema empresarial se nutre de crear y hacer florecer los nuevos vínculos y conexiones. El ecosistema emprendedor de El Salvador está floreciendo a una velocidad vertiginosa gracias a que nos estamos dando a conocer entre todos; estamos conectando los puntos de nuestro pasado con lo que haremos en el futuro. Más allá de ello, como ya se está volviendo costumbre en estas notas, invitamos al lector a plantearse lo siguiente: ¿para qué quiero rentabilizar estos eventos si el retorno no necesariamente es monetario?