La inminente parálisis de servicios públicos en Estados Unidos afectará muchas áreas, desde salarios que no llegarán a los funcionarios hasta ayuda alimentaria que mermará e incluso retrasos en vuelos, con una profundidad que variará según la duración del desacuerdo.
Unos 1.5 millones de funcionarios federales y 2 millones de militares no recibirán sueldo durante el «shutdown» o parálisis presupuestal, según la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca (OMB). Algunos empleados, considerados «esenciales», deben continuar trabajando. Otros quedarán en desempleo técnico.
Recibirán su salario de forma retroactiva una vez que se solucione la parálisis presupuestal.
Importantes retrasos podrían producirse en los aeropuertos, ya que los controladores aéreos y funcionarios de la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA) trabajarán sin recibir paga.
Los controles de seguridad se verán previsiblemente demorados. La mayoría de los célebres parques nacionales, como Yosemite y Yellowstone e incluso la estatua de la Libertad, estarán cerrados o no ofrecerán servicios.
Unos 7 millones de mujeres y niños podrían verse privados de ayuda alimentaria.
La ayuda para víctimas de catástrofes naturales se verá retrasada. Continuarán funcionando los considerados «servicios esenciales» como protección de fronteras, cuidados médicos hospitalarios, control del tráfico aéreo, aplicación de la ley o mantenimiento de la red eléctrica.
Los gastos de jubilación y salud de las personas mayores de bajos ingresos en el marco de los programas Medicare y Medicaid se mantendrán, pero los pedidos de inscripción se verán retrasados. El servicio de impuestos no funcionará.
La agencia de calificación financiera Moody’s, la única que mantiene la nota máxima AAA para la deuda estadounidense, podría degradarla como otra de las graves consecuencias.