Desde su lanzamiento, el Plan Control Territorial ha demostrado su efectividad. El combate directo y pleno contra las pandillas y los grupos criminales ha reducido los índices de los homicidios y de otros delitos, además de golpear fuertemente al crimen organizado, como el narcotráfico y el contrabando de mercaderías.
Los gobiernos de ARENA y del FMLN no tuvieron estos logros porque buscaron aliarse electoralmente con las pandillas, a las que ofrecieron treguas y beneficios en las cárceles. El Plan Cero Ocio, impulsado por el Gobierno del presidente Nayib Bukele por medio de la Dirección General de Centros Penales (DGCP), ha demostrado que es eficaz no solo para desarticular el crimen que se organizaba desde las cárceles (entregadas por las anteriores administraciones a cada una de las pandillas para que funcionaran como centros de control de sus grupos en la calle), sino también para impulsar una verdadera rehabilitación de los reos que realmente buscaban resarcir el daño que habían cometido contra la sociedad.
Ahora hemos visto a reos en fase de confianza que colaboran en la limpieza de calles, aceras y playas, además de reconstruir escuelas e incluso sedes de la PNC.
En las prisiones, por primera vez desde hace décadas, los reclusos no tienen el control. No hay fiestas, drogas o prostitución fluyendo hacia los cabecillas de las pandillas, sino que hay control y disciplina. Casi el 40 % de los ingresados en las cárceles ha sido condenado por homicidio, según los datos presentados por la DGCP.
Las pandillas han recrudecido sus ataques contra la autoridad, ya que incluso emboscan a patrullas de policías y militares. De hecho, ayer hubo un ataque contra la sede de la Policía en la colonia Los Conacastes, en Soyapango. Seis horas después ya estaban detenidos los responsables del ataque.
Esta efectividad policial no estaba disponible en los gobiernos de los aliados ARENA-FMLN, que se dedicaban a drenar recursos no solo a la PNC, sino también a la Fuerza Armada, que apoya en las labores de seguridad pública. En la última legislatura, los partidos tradicionales bloquearon la ampliación del Plan Control Territorial (PCT), lo que impedía la llegada de más recursos para fortalecer las nuevas fases del proyecto.
Sin las trabas legislativas del pasado, ahora el PCT avanza con más fuerza y ha logrado llevar tranquilidad a los salvadoreños. Todavía falta mucho camino por recorrer para enmendar décadas de descuido y complicidad de los viejos políticos con los delincuentes. Sin embargo, las bases están sentadas y se avanza en el camino correcto.