El azúcar salvadoreña es un producto que ha conquistado los mercados de América, Asia y Europa. Solo en enero de 2022 el país exportó alrededor de $17.8 millones en azúcar, según datos del Banco Central de Reserva (BCR).
Dada su importancia, a lo largo de los años algunos productores han investigado técnicas de cultivo y producción que permitan una mayor rentabilidad de la planta, así como también para minimizar el impacto de su cultivo en el medio ambiente, este es el caso de Cooperativa Chilanguera, del municipio del mismo nombre en el departamento de San Miguel.
El presidente de la cooperativa, Francisco Javier Ortiz, explicó que desde el año pasado han incursionado en una nueva técnica de cultivo. Se trata de la zafra verde, que es una nueva técnica utilizada en la cosecha de caña que no aplica ningún tipo de quema.
En la actualidad, de las 90 manzanas que cultiva la cooperativa, 50 se hacen a través del método de zafra verde.
«Entre las ventajas que tenemos es que no mandamos esa humareda al ambiente, realizamos la cosecha en tiempo récord, entramos con caña fresca al ingenio y se extrae el jugo fresquecito. La mayor ventaja que tiene es que dejamos un colchón de hojarasca en el suelo y estamos mejorando la tierra», comentó el productor.
La Cooperativa Chilanguera entrega el total de su producción [4,000 toneladas anuales] al Ingenio Chaparrastique, de San Miguel, donde la caña es procesada para extraer el azúcar.
Esta transformación en el método de cultivo contó con el respaldo del Banco de Fomento Agropecuario (BFA). Según las autoridades de esta institución, la entidad tiene un compromiso por impulsar el desarrollo de sus clientes a través de la integración de tecnología a las técnicas de producción.
«Como BFA identificamos aquellas tecnologías que actualmente se utilizan en el país, y que tienen beneficios económicos, sociales y ambientales, para poder compartirlas con nuestros clientes», indicó la institución financiera.
El banco estatal promueve técnicas de adaptación al cambio climático, a través de líneas de crédito, alianzas y asistencia técnica, para que los clientes puedan adaptar sus sistemas de producción y que estos sean resilientes.