Costa Rica continúa con su alza de homicidios a escala nacional. Este martes el país llegó a los 701 asesinatos, reportó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ). La Asamblea solicitó la semana pasada al presidente Rodrigo Chaves declarar estado de emergencia, pero el Ejecutivo se ha negado a admitir la propuesta.
«Es una cifra preocupante, estamos ocupados. Hemos venido haciendo un trabajo detallado, revisando cada uno de los homicidios de todo el país para buscar estrategias y vínculos entre estructuras criminales. Lamentablemente, el tema de violencia en el país está en una de sus coyunturas más complicadas a nivel histórico», confirmó el subdirector del OIJ, Michael Soto, en una entrevista publicada en el canal de Youtube de la institución judicial.
Soto proyecta que 2023 cerrará con al menos 900 crímenes, lo que implica una tasa de 18 casos por cada 100 mil habitantes. «Vamos a seguir trabajando. Nos hemos coordinado con la fuerza pública y la policía para buscar estrategias de contención, pero sigue siendo un tema complejo, cuyas causas y consecuencias son múltiples», reiteró.
Admitió que aunque se debe trabajar en la contención policial, también deben abordar áreas como educación social, cultura y deporte. «En conjunto, creo que podríamos lograr resultados importantes; sin embargo, actualmente la situación es compleja», dijo.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele impulsó en junio 2019 el Plan Control Territorial para combatir a las pandillas, tomar el control de los territorios controlados por los grupos criminales, dotar a la policía y la Fuerza Armada, crear oportunidades para los jóvenes y prevenir la violencia. Actualmente, se desarrollan cinco fases y se mantiene vigente el régimen de excepción, colocando al país como el más seguro de Latinoamérica.
Más del 60 % de los homicidios está relacionado con el narcotráfico y con estructuras criminales que pugnan territorios, principalmente en las costas, en las zonas urbanas o marginales, compartió Soto.
«Esto implica niveles de violencia cada vez más altos y se ha vuelto común encontrar cuerpos con signos de tortura, decapitaciones, cadáveres quemados o con “gran cantidad” de impactos con arma de fuego, incluso en zonas de riesgo, y hablo de riesgo porque hay terceras personas inocentes que pueden ser víctimas», reveló.
El subdirector de OIJ manifestó que las peleas de los narcotraficantes por territorios antes se desarrollaban en sectores «muy particulares» y ahora se desarrollan en zonas pobladas y cerca de escuelas. Al menos en los últimos días ha registrado 27 víctimas colaterales.