El Banco de Inglaterra está recibiendo críticas del Gobierno, de economistas y de exdirigentes de la institución, que lo acusan de haberse dormido en los laureles y permitir una inflación que es la más elevada del G7.
La inflación fue del 10.1 % interanual en julio en el Reino Unido, un récord en 40 años que supera muy de lejos el objetivo del banco central, que es un 2 %.
El Banco de Inglaterra (BoE) espera que siga subiendo en los próximos meses hasta alcanzar el 13 %, lo que agravará la pérdida de poder adquisitivo que amenaza con arrojar a la pobreza a muchos hogares.
«Está claro que algo ha salido mal», dijo el ministro de Empresas, Energía e Industria, Kwasi Kwarteng, en una entrevista con la cadena Sky News, en la que consideró que «las tasas de interés deberían haberse subido un poco antes».
A su vez, la favorita de los sondeos para suceder al conservador Boris Johnson en Downing Street, la ministra de Exteriores, Liz Truss, ha propuesto revisar el estatuto del Banco de Inglaterra, cuya independencia data de 1997.