Hace un par de meses expuse en este espacio de opinión con el título «Eclosión de las artes» la perspectiva de que estamos en el tiempo justo para la generación de manifestaciones artísticas como expresión del espíritu colectivo nacional. Producto de la revelación de los ideales y anhelos de un futuro prometedor. Y la eclosión está brotando por todas partes y en todas las ramas desde los deportes especializados hasta las presentaciones artísticas diversas, esparciéndose en pueblos y ciudades: la Orquesta Sinfónica, la compañía de danza, grupos de teatro, exposiciones de pintura, recitales poéticos y más, son posibles debido al trabajo en equipo del Gobierno y algunas veces en coordinación con la empresa privada y esto es motivo de alegría y satisfacción.
En esta oportunidad expongo la visión de un tiempo por venir, pero que ya está aquí, todavía incipiente, en el que la innovación y la tecnología impactarán en el sistema de vida, cambiando muchas de las situaciones y tareas que hasta ahora son parte de nuestra vida diaria.
La fuerza de trabajo de los humanos será reemplazada por la nanotecnología; los robots suplirán la mayoría de las tareas domésticas y el trabajo en casa será una costumbre universal. En todas las revoluciones la producción de insumos ha impactado en la vida de las personas y moldeado el sistema de convivencia.
Con el internet de las cosas, las tareas del hogar se realizan a distancia y no requieren personal humano. En las granjas, la automatización de los procesos de producción llevarán al mínimo la utilización de mano de obra, y qué decir de la producción de la industria; un solo hombre bastará para que funcione toda una planta de producción. De tal manera que esto impulsará el desempleo, con las consecuencias sociales y políticas que significa una población sin trabajo y sin recursos económicos para la vida.
¿Qué harán los millares de desempleados, empleados a medio tiempo o empleados a distancia? ¿Qué harán con ese tiempo de ocio?
Creo que una alternativa será la administración o la gestión del entretenimiento. El ocio puede traer fatales consecuencias para los gobiernos y toda la élite capitalista que impulsa y promueve esta nueva revolución 4.0, como la llaman.
Por supuesto, desde la perspectiva ideológica el sistema poscapitalista ofrecerá la industria de la recreación a gran escala. Brindará una serie de destinos de acuerdo con tus gustos y necesidades, más bien, posibilidades. Y la mirada no va solamente hacia la recreación en la naturaleza, esos serán los de mayores posibilidades económicas y adaptados a las nuevas necesidades del sistema. Para los otros ya está aquí el metaverso y aparecerán otras formas de entretenimiento desde el cómodo rincón de tu hogar. Un mundo de alienación terrible para la mente humana, que será esclavizada y manipulada de acuerdo con los intereses de dominación, poder o mercado.
Si nos percatamos de que una de las ataduras más fuertes que ha utilizado el sistema para controlar y manipular el grueso de la población han sido las instituciones religiosas, ya hay una corriente espiritual que se está poniendo en boga «el despertar de la conciencia». Esa será una nueva alternativa para el ocio, se abrirán escuelas, doctorados, villas para la meditación y el desarrollo espiritual. Y, así, cada tendencia o valor humano tendrá su espacio en la nueva revolución cultural.
Todo esto será una opción para la inversión y el nacimiento de nuevos ricos. Lo más probable es que nosotros no lo veamos, pero con la degradación del medioambiente, las clases pudientes se albergarán en pequeños paraísos naturales, ya no en las grandes ciudades, mientras esperan las colonias humanas en otros planetas.
Así avanza la humanidad a situaciones nunca vistas por nuestra civilización. Solo un giro de timón hacia una sociedad más justa e igualitaria podrá corregir el rumbo y hacer realidad el paraíso que Dios estableció para esta raza de seres vivientes.