(PARTE 2)
Desde nuestra visión resulta difícil entender como un cambio tan drástico en la sociedad puede causar repudio en algunos grupos sociales, insinuar treguas sin conocer todos los grandes esfuerzos de cada hombre y mujer que sirven a este país desde diferentes trincheras y poner en duda el primer respiro real de violencia y crimen que existe desde que tengo uso de razón. Como dice nuestro director general, los resultados son irrefutables, éxitos conseguidos a base de esfuerzo e incalculables sacrificios.
Eso me llevó a pensar que los históricos éxitos del Plan Control Territorial no solo se reflejan en números con la reducción de homicidios y otros delitos, tampoco en la efectividad policial en capturas y golpes al crimen, sino en algo muy importante que se había mantenido a flote sobre la superficie, los resultados intangibles, aquellos logros que no se podían cuantificar en una gráfica, pero que bastaba con salir a caminar un poco para darnos cuenta de que tanto sacrificio había valido la pena y de que por fin la seguridad pública de los salvadoreños se encontraba en el camino correcto, cómo la calidad de vida, la confianza, la felicidad y la esperanza crecieron en el corazón de los salvadoreños, podemos ver el reflejo de la mejora de la calidad de vida a donde sea que vayas. Sabemos que falta mucho camino por recorrer, pero existe una promesa de éxito tan grande que ser parte de los cambios que vienen desde ya es un honor, en donde todo lo vivido tendrá su recompensa.
Resulta más gratificante para mí, que viví al lado de mis compañeros el combate frontal a la delincuencia en el peor momento de la historia reciente, poder ahora sentirme más tranquilo cuando vuelvo a casa, salir con mis hijos por primera vez a los parques y vivir la utopía por la cual muchos nos hicimos policías, la de vivir en paz protegiendo y restaurando un pueblo roto por la guerra, la desigualdad y la violencia. El apoyo que nos proporcionará la implementación de las fases II y III del Plan Control Territorial será un punto y aparte en materia de crecimiento como institución; los fondos que se necesitaban para que tuviéramos instalaciones dignas y facilidades de equipo para hacer mejor nuestro trabajo al fin están disponibles, y en poco tiempo, las carencias de puestos abandonados y necesidad de recursos fundamentales para la función policial terminarán.
Por primera vez en mi carrera como policía tenemos un liderazgo en un director general que se preocupa por nosotros, que busca la unidad del progreso y la seguridad, que nos hace sentir que somos un solo cuerpo policial que apunta a lo más alto como nunca, a perseguir el ideal de servicio, orden y seguridad, siendo la violencia y la criminalidad un fenómeno social complejo. Aún queda mucho trabajo por delante, Roma no se levantó en un día y los grandes cambios que transforman la historia comienzan con grandes ideas y la voluntad de ejecutarlas, seguiremos luchando por un mejor mañana.