Hoy pasará a la historia como el día en que la Asamblea Legislativa le hizo justicia a un tercio de los ciudadanos salvadoreños, olvidados y marginados por políticos corruptos. Con la aprobación de la ley del voto en el exterior se levanta el bloqueo que durante las décadas de los desgobiernos de ARENA y del FMLN hubo en contra de los ciudadanos que residen en otras naciones.
El derecho al voto es parte inherente de las sociedades democráticas y no debe quedar reducido a su ejercicio dentro de las fronteras patrias, porque la nación es mucho más que su territorio. Los salvadoreños están por muchas naciones y es deber del Estado trabajar para que sigan siendo miembros plenos de la sociedad.
Por décadas, los ciudadanos dejaban el país, ya sea por el conflicto armado, por la miseria que provocaron los malos gobernantes o por la violencia que se instaló en el país y que fue alimentada por el deseo voraz de una pequeña élite que estaba interesada en cobrar por la seguridad.
Sea cual fuere la razón de su salida, los salvadoreños nunca se olvidaron de su tierra. Mantuvieron los vínculos con su familia y con sus pueblos de origen. Siguieron cultivando las tradiciones que tenían y se las enseñaron a sus hijos. Como fruto de su trabajo, enviaron recursos para alimentar y proteger a sus padres o hijos. Y sobre este poderoso lazo de sangre se creó otro negocio, que bebió directamente de los esfuerzos de una generación: el envío de remesas.
La entrada en vigor del bitcóin como moneda de curso legal puede generar que más recursos lleguen directamente a las familias salvadoreñas que reciben remesas, sin necesidad de pagar por ello. Esto era algo que no les interesaba en lo más mínimo a ARENA y al FMLN, pues nunca hicieron algo por siquiera regular los altos costos del envío de dinero desde otros países.
El voto también había sido sistemáticamente olvidado. Primero, ARENA no quería dar poder a aquellos que habían dejado el país porque fueron perseguidos por sus ideas. Y cuando el FMLN llegó, se opuso para no recibir reclamos por haber abandonado sus ideales y haberse adaptado al sistema que había jurado transformar.
Fue necesaria la superación del bipartidismo para que los salvadoreños en el extranjero recuperaran sus derechos ciudadanos. Ahora vemos nacer una nueva era de oportunidades con la diáspora en un merecido lugar preponderante.