El alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, anunció ayer con bombo y platillo que había inaugurado «la bandera más grande de Centroamérica» en la plaza Masferrer, a un costo de $300,000 o $360,000, si se toman en cuenta las cifras mencionadas por representantes del Sindicato de Empleados y Trabajadores de la Alcaldía Municipal de San Salvador (Setramss).
Es el mismo lugar donde Gerson Martínez, ministro de Obras Públicas durante los gobiernos del FMLN, construyó una pasarela que casi nadie usa, con un ascensor que jamás ha estado habilitado y que costó $1 millón, además de la inversión en los adornos del paso a desnivel, que sumó miles de dólares a la obra.
El aún alcalde Muyshondt eligió colocar su asta de $360,000 en un sitio ya marcado por el despilfarro, para mostrar que para él es más importante un accesorio decorativo que construir obras que realmente impacten en la calidad de vida de los capitalinos.
Los trabajadores municipales denuncian que la alcaldía tenga fondos para costear la propaganda de Muyshondt pero no para pagar a los proveedores o para devolver las cuotas retenidas (y no pagadas) de los trabajadores; o que el alcalde se rasgue las vestiduras diciendo que no tiene para obras porque hay un retraso en la asignación del Fondo para el Desarrollo Económico y Social de los Municipios.
Otra prueba de que sus prioridades están mal enfocadas es su cacareado centro médico municipal. Las obras cosméticas hechas al edificio (ya construido) están abandonadas. Muyshondt dijo que esa era su apuesta para atender a los pacientes con COVID-19 y otras enfermedades. Ese abandono ejemplifica muy bien cómo funciona la alcaldía en la actual administración: bombo y platillo para ensalzar la imagen del alcalde candidato y displicencia hacia las obras de beneficio público.
Las recriminaciones de los ciudadanos no se hicieron esperar. El criminólogo Ricardo Sosa señaló que San Salvador encabeza la ominosa lista de municipios con más feminicidios en estos momentos. Con los $300,000 que costó instalar el asta en la plaza Masferrer fácilmente podría haberse inaugurado una clínica para atender a las mujeres víctimas de violencia o impulsado programas de prevención; sin embargo, las prioridades no fueron esas.
Otro usuario de Twitter señalaba que Guatemala invirtió $260,000 para construir y lanzar su primer satélite al espacio. Muyshondt, en cambio, gastó $100,000 más para jactarse de que hizo una obra memorable, no solo retoques cosméticos a canchas en colonias y comunidades.