Los diputados son los representantes de los ciudadanos en la Asamblea Legislativa. Son delegados del poder popular, electos directamente para defender los intereses de sus comunidades y adquieren un inmenso compromiso con sus electores.
Al igual que el presidente de la república, los diputados son electos con base en la votación directa. No llegan a sus cargos por nombramiento, como sucede con los ministros y directores de las autónomas, o por elecciones de segundo grado, es decir, por voto de los diputados, como el fiscal general, el procurador general, el presidente de la Corte de Cuentas y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Supremo Electoral.
En otras palabras, el ciudadano elige a sus representantes votando directamente sobre el rostro del candidato de su elección, les da un mandato específico y delega en ellos la toma de decisiones importantes, que van desde la promulgación de leyes hasta la aprobación de préstamos y la suscripción de convenios internacionales.
Entonces, ¿qué pasa cuando un diputado deliberadamente ignora el mandato que sus electores le han encomendado? ¿Qué hacer cuando una legisladora, como Margarita Escobar, abandona sus responsabilidades y sencillamente no se presenta? Desde junio del año pasado, esta diputada, electa bajo la bandera de ARENA, dejó de ir a la Asamblea Legislativa, intentando mantener su curul sin presentarse a laborar. No hay ninguna razón válida o de peso para que no se presente a laborar. Sencilla y llanamente abandonó sus responsabilidades.
Sin embargo, ARENA se aprovecha para poner en su lugar a cualquier diputado suplente de su bancada, sin respetar que cuando los ciudadanos votaron por Escobar lo hicieron por ella y por su diputado suplente, en cumplimiento con una resolución de la Sala de lo Constitucional que determinó que los electores deben saber por quiénes votan. Es el paso natural después de incorporar el rostro del candidato a diputado propietario para que la representación sea más directa y transparente.
El suplente de Escobar, Guillermo Portillo, ha anunciado que iniciará una batalla legal para que la Corte Suprema de Justicia reconozca su derecho a asumir la diputación que la funcionaria arenera ha dejado tirada y que la cúpula utiliza según su conveniencia.
¿Será que ahora ARENA sí reconocerá la resolución que en su momento emitieron magistrados a los que llamaba los magníficos o volverá a ver hacia otro lado porque ahora no le favorece?