Por décadas, los políticos se acordaron de las escuelas cada vez que había elecciones, pero no para incluirlas en sus planes y en su campaña electoral, sino para convertirlas en centros de votación. Su único interés era que el día de los comicios las instalaciones estuvieran disponibles para que los ciudadanos acudieran a votar, así como que hubiera suficiente espacio para instalar las juntas receptoras de votos y las urnas para recibir las boletas. A lo mejor se acordaban después de las escuelas, si eran alcaldes y organizaban alguna actividad municipal en el lugar.
Lo que Carla Hananía de Varela recibió como ministra de Educación fue una red de escuelas en ruinas —muchas sin acceso a agua potable o electricidad— y una imparable deserción estudiantil, producto de la inseguridad. La pandemia causada por la COVID-19 vino a complicar aún más el panorama escolar público, porque obligó a dar clases por medio de la televisión y en plataformas virtuales, sin tener las herramientas necesarias para los alumnos y los docentes.
Desde ayer, el Gobierno empezó a distribuir computadoras portátiles a los estudiantes y maestros para cambiar esta realidad de una vez por todas. Una distribución masiva de computadoras, sumada a la capacitación técnica de profesores, es una estrategia para eliminar totalmente la brecha digital en los próximos 12 meses, anunció el presidente Nayib Bukele, y añadió: «El Salvador dará un gran salto en educación».
No estamos ante un fenómeno parcial de entrega de equipos, sino que es el inicio de la distribución para todos los alumnos y profesores del sistema nacional de educación pública. Son computadoras nuevas, recientes, con lo último en tecnología, incluyendo el sistema operativo Windows 10 y Google Classroom para las clases en línea. Y, para completar el proyecto, todas las laptops tendrán acceso a internet gratuito. Además, para los alumnos de bachillerato se incluye el acceso a cursos de inglés en línea en la plataforma Platzi, que tiene amplia difusión en América Latina.
La ministra de Educación ha dicho que, sin duda, este programa hará historia en el país y declaró que «ha iniciado una nueva era: la de las políticas públicas universales», que busca poner a la educación pública al mismo nivel —e incluso superior— que la oferta privada.
Somos testigos privilegiados del inicio de las transformaciones nacionales que se han visto obstaculizadas en los últimos meses por una Asamblea Legislativa que ha frenado los planes del Ejecutivo, pero que, tras la renovación del 28F, promete profundizar aún más los cambios.