A lo largo de la historia se puede observar diversos elementos abstractos en las expresiones artísticas, pero es hasta el siglo XX que se reconoce al arte abstracto como una corriente. A partir de ese momento surgen una serie de movimientos que se amparan y se cobijan con el abstraccionismo.
En aquella época, el arte abstracto también se reflejó en la música, pero en la pintura fue más notorio y fuerte porque rompió moldes y estándares.
Dentro del abstraccionismo se emplea un lenguaje visual que mezcla formas, líneas, geometrías y colores que muestran una composición armoniosa que logra sensibilizar a quien se detenga a contemplar una pintura creada bajo este movimiento.
El Salvador tuvo su auge en esta corriente pictórica. En la década de los sesenta y setenta varios artistas consagrados experimentaron esta técnica que dejó resultados increíbles y que hoy pertenecen a la Colección Nacional de Artes Visuales que se exponen en la Sala de Exposiciones San Jacinto.
«El abstraccionismo no es más que la síntesis del lenguaje pictórico visual de un artista en su madurez, por esa razón es la corriente que todos los pintores llegan a realizar luego de haber experimentado diversas técnicas», afirma Agusto Crespín, director de la Sala de Exposiciones San Jacinto.
En total son 12 los expositores, siete de ellos salvadoreños: Mario Martí, Raúl Elas Reyes, Miguel Ángel Orellana, Antonio García Ponce, Cesar Menéndez, Roberto Galicia y Salarrué. Tres guatemaltecos: Elmar Rojas, Rodolfo Abularach, y Marco Augusto Quiroa, un costarricense: Felo García, y Alice Baber, estadounidense, quienes a través sus cuadros exponen su expresión estética.
«Todos son artistas que han expuesto, han vivido o participaron en certámenes que se organizaron en El Salvador, por eso su selección», indica el director, al mismo tiempo agrega que, entre todos los cuadros la pintura de Salarrué, aparentemente creada en 1940, «es la más antigua de esta colección, ya que el artista no fechaba sus cuadros».
Aunque el enfoque del abstraccionismo favorece la originalidad y le da una libertad absoluta al artista para decidir qué hacer, la composición final que se logra, en muchos casos, no es del todo improvisada. Siempre debe haber una preconcepción para que una obra logre ser entendida por un espectador.
«No es que un artista abstracto llega a serlo porque se le ocurrió, aunque hay unos artistas que sí lo hacen, pero el proceso normal es que pase por los diferentes periodos, técnicas y corrientes. Para explicar eso es importante esta exposición. Además, cada mes se hará un conversatorio dedicado a uno de los exponentes», manifiesta Crespín.
El director insiste en que los artistas expositores se sumergieron en la corriente abstracta luego de un cúmulo de experiencias a través del tiempo, es decir tras una larga trayectoria.
«Todos estos cuadros no son obras de juventud, son obras de madurez, porque ya pasaron por diferentes técnicas y corrientes. Muchos de los artistas comienzan siendo figurativos porque pasan por el proceso de aprendizaje de sus estudios y en la medida que va pasando el tiempo, van madurando y depurando para llegar al abstraccionismo, que se puede decir, es la síntesis del cúmulo de conocimientos de los artistas».
La exposición que se presenta al público lleva por nombre «Abstraccionismo en la Colección Nacional de Artes Visuales». Fue inaugurada el pasado 17 de marzo y estará hasta el próximo 5 de marzo de 2023, de miércoles a domingo, en horario de 10 a. m. hasta las 4 p. m. La entrada es gratuita.
La conceptualización del abstraccionismo
Cada trazo en el lienzo, tela, silvatex o fibrex que se ha expuesto en la sala logra generar en cada espectador una emoción diferente. Cada visitante hace su mejor lectura de los objetos que logra identificar a través de las pinturas o mediante imágenes que para ellos son reconocibles.
Por su parte, el director señala que para entender la abstracción es necesario que el artista, desde que va crear el cuadro, preconciba la idea y los colores, aunque en el proceso de la realización siempre haya un margen de experimentación, pero no improvisación.
«El artista decide cuando va a terminar una obra. Lo decide cuando ve que la composición se equilibra. Siempre para tener una lectura de obras abstractas se necesita información previa, ya que de lo contrario será interpretada desde el punto de vista de cada espectador, que eso es válido en el arte moderno, el espectador puede interpretar como siente el cuadro, pero lo ideal es que conozca cuales son los puntos de vista y cual es el criterio del artista para poder interpretarse», detalla.