Un lugar emblemático para la historia de toda una ciudad en el occidente del país, un punto de encuentro con la naturaleza, el paisaje, las comunidades y la historia del Sihuatehuacán –como era conocida la ciudad de Santa Ana–, la cuna de muchos artistas, políticos y personajes de relevancia para las raíces de nuestra actual cultura.
Un cerro con aproximadamente 800 msnm, una elevación de formación rocosa a la cual debe su nombre, que traducido del náhuat significa cerro de las lajas. Un bosque caducifolio que cada época seca nos hace ver como sus árboles pierden las hojas; sus grandes ceibas y conacastes también nos maravillan junto a sus garrobos, cusucos, zopes y gavilanes, dándonos un punto de infiltración de agua importante, el cual en su parteaguas tiene su famosa cruz de casi 15 metros de altura.
Lo rodea uno de los afluentes más importantes de la ciudad: el río El Molino, que forma parte de la gran cuenca del río Lempa, un cuerpo de agua severamente contaminado que solo arrastra desechos sólidos, aguas negras, entre tanto, es objeto nocivo para la vida, un río que es alimentado por varios nacimientos de agua en su recorrido y algunos lugares turísticos como Sihuatehuacán, Los Chorritos y Sapoapa, los cuales también alimentan con contaminación este río, cuenca a la que pertenece el cerro Tecana.
Con mucha importancia ecológica, un paraíso que cada vez es más escaso en nuestro país, pero necesario, obligatorio para nuestra supervivencia y la de especies de fauna y flora silvestre; es de fundamental prioridad resguardarlo bajo esfuerzos a escala nacional e internacional. Debe ser declarado patrimonio cultural natural y área natural protegida.
Anualmente, hay una lucha contra los incendios provocados que van deteriorando todo. Un grupo de jóvenes desde 2016 lucha incansablemente para frenar esta destrucción y poco a poco han ido sumándose empresas e instituciones en el esfuerzo, pero se necesita un mayor empuje para salvar este ecosistema que se está perdiendo.
#DaleVidaAlTecana es un esfuerzo que surge bajo la inminente destrucción que por décadas se había tenido, el cual está poniendo en riesgo de deslaves, desprendimiento de rocas e inundaciones parte de las comunidades circundantes. Por lo que es primordial que todo el país conozca el interés que se debe poner en este esfuerzo, como punta de lanza para rescatar tantos cerros en todo el país.
En conclusión, ya no hay más tiempo que perder, tenemos enfrente problemas por solucionar, hemos iniciado una década que requiere de nuestro mayor esfuerzo para rescatar nuestro ambiente, una década verde y dar por iniciada la primera revolución ambiental.
Para todos los salvadoreños esta es una alerta roja climática, ya estamos dentro de esta crisis y nos afecta a diario, por eso el cerro Tecana debe ser de interés nacional a perpetuidad. En las decisiones y acciones que realicemos en el presente están los resultados que cosecharemos en el futuro de nuestro país y del planeta.