El último informe del Banco Mundial coloca a El Salvador como uno de los países cuyo producto interno bruto (PIB) más crecerá en Centroamérica en este año. Los punteros son Belice, con una previsión de crecimiento de 6.9 %; Panamá, con 5.1%; y El Salvador, con 4.6 % de crecimiento.
Del otro lado, a los países que peor les irá son Nicaragua (que no crecerá, sino que su economía se contraerá en un 0.9 %), Costa Rica (2.6 %), Guatemala (3.6 %) y Honduras (3.8 %).
En general, la perspectiva de crecimiento económico de Centroamérica para este año es de
3.6 %, de acuerdo con el informe del Banco Mundial. Es decir, El Salvador está por encima del promedio regional. Y el reporte del organismo multilateral sostiene que la economía mundial crecerá 4 % en 2021, «suponiendo que la distribución inicial de las vacunas contra la COVID-19 se amplíe a lo largo del año».
El Salvador tiene un buen panorama enfrente, porque incluso la perspectiva de crecimiento será mayor al promedio mundial, además de que ya el gobierno aseguró la distribución de vacunas para 4.5 millones de ciudadanos.
Una de las cosas que el Banco Mundial recomienda es que los encargados de la formulación de políticas actúen con decisión para controlar la pandemia y apliquen reformas que aumenten las inversiones. Es decir, es un vigoroso llamado para que los diputados opositores desmonten su escenario electoral y trabajen en beneficio de la población, no en función de sus réditos en las urnas.
En los últimos meses, lo único que la Asamblea Legislativa ha hecho es obstaculizar el trabajo del Ejecutivo para enfrentar la pandemia. Cobijándose con el manto de una supuesta fiscalización, la alianza de diputados que controla la Asamblea Legislativa ha intentado frenar la eficiencia para contener la propagación del coronavirus y para atender a los enfermos. Busca alejar a los funcionarios de las instituciones que enfrentan la pandemia y los hace perder el tiempo con interrogatorios prejuzgados.
Ahora, el Banco Mundial está advirtiendo que el buen desempeño económico para este año depende muchísimo de sortear los conflictos sociales que surgen de la «percepción negativa de la eficacia de los gobiernos y el aumento de la pobreza», situaciones que la administración del presidente Nayib Bukele combate y que han despertado la admiración mundial por el buen desempeño en contra de la pandemia.
La distribución de alimentos a los ciudadanos, por otra parte, ha evitado que la merma de ingresos a consecuencia del confinamiento y la inicial contracción económica lleven a centenares de miles de salvadoreños a condiciones precarias.
Los políticos salvadoreños deben acudir con responsabilidad al llamado de emergencia. El mundo no termina de salir de la pandemia e incluso hay naciones que están sufriendo una oleada más fuerte. El futuro de la nación está en juego.