Con 50 años de trabajar en el mismo lugar y en espera de los clientes que lo buscan para que les elabore a mano zapatos de cuero, Manuel Edgardo González, de 67 años, no está para preocupaciones.
Cuando hay trabajo, se sienta en una de las bancas que tiene en su puesto, y luego de preguntar qué tipo de remiendo necesita el cliente, se pone manos a la obra.
González aprendió el oficio de zapatero cuando tenía 17 años, gracias a los consejos y las enseñanzas de su padre.
Nació en San Salvador, de donde era originario su papá, pero desde muy pequeño se trasladó a la «ciudad de los nueve vientos», Osicala, Morazán, donde se ganó el prestigio de ser considerado uno de los mejores zapateros de la localidad.
Manuel se ubica todos los días junto a su máquina de coser y una mesa en la que repara el calzado en un pequeño local, a un costado de la alcaldía.

«Mi papá trabajaba más que todo el zapato de hombre y yo aprendí a hacer los dos, las sandalias también. Trabajo todo en cuero y el mismo oficio le da ideas a uno para hacer zapatos. También hago los zapatos escolares del Gobierno y eso me ayuda bastante», dijo González.
Recordó que de niño vivía en la capital, pero identificó mejor calidad de vida en Osicala, por lo que le pidió a su padre que le enseñara el oficio, al que dedicó varios años para aprender todo lo necesario.
Es un zapatero experto, preferido por los vecinos de la ciudad y de los municipios aledaños. Se instala desde temprano con su equipo a la espera de trabajo.
Desde hace 50 años, trabaja en esta zona y tiene la ventaja de que su local está en el centro de la ciudad, lo que le permite estar a la vista de los peatones.
«Tengo 50 años de ser zapatero; cuando era joven me vine para acá porque a mí me gusta la tranquilidad y acá se vive mejor. Tengo hijos, pero ellos viven en Guatemala y vienen a visitarme. El material con el que hago los zapatos lo traigo de Guatemala», comentó.
El tiempo que se tarda en elaborar un zapato depende de si el cliente trae un diseño o si quiere algo especial del catálogo; y se tarda dos días, porque tiene que buscar el tipo de material que se requiere, el color y después debe sacar un molde.
Manuel explicó que con todo eso hay que cortarlo y hacer un molde permanente. De ahí, se empieza a elaborar, por eso no se hace el mismo día, a menos que ya se tengan los moldes.