¿Por qué estas elecciones en particular han generado tanto debate? ¿Por qué hay tanta tensión? ¿Qué es lo que está en juego? En primer término, el fin a años de abuso y engaños de las extremas ideológicas que han controlado el país.
El cansancio, el hartazgo a este engaño cíclico de las extremas ideológicas es lo que colmó la paciencia de la población, que decidió darle todo su apoyo a un personaje nuevo, joven y diferente, que desafió a un sistema corrupto, dando con ello un histórico cambio en la política tradicional salvadoreña, con profundas repercusiones.
Uno de los más importantes mensajes de la población en las pasadas elecciones de 2019 fue que «se iba a terminar la fiesta» para los malos funcionarios. La pérdida de un modo de vida a costa de la población por supuesto que no se iba a aceptar tan fácilmente. Como se dice popularmente, «el hueso lo van a cuidar con sangre», y es, en efecto, lo que han hecho.
Durante toda esta pandemia, el Gobierno ha recibido la mayor escalada de hostilidad imaginable (legal, constitucional, institucional, propagandística…), a costa de lo que era necesario, urgente y vital para la población… Las bancadas legislativas y sus socios actuaron en forma autónoma desconociendo el rol del Ministerio de Salud, ignorando leyes y usurpando incluso disposiciones constitucionales. Bajo la excusa de defender una supuesta institucionalidad, en el fondo defendieron un sistema injusto y corrupto, crearon confusión en la población y se opusieron a todo lo que no les genera ninguna ganancia económica o partidaria.
UNA NUEVA PÁGINA EN LA HISTORIA
Aquellas frases del discurso de toma de posesión del presidente Bukele sobre «fin del bipartidismo» y «dar vuelta a la página» plantean hoy más que nunca la transformación de una esperanza en un cambio real, y eso es precisamente lo que debemos esperar este próximo 28F, cuando ese cambio se consolide, con la llegada de funcionarios que ubiquen a la persona como centro de sus acciones y sus propuestas, en lugar de estar comprometidos con intereses partidarios.
Por ejemplo, el nuevo diputado se debe a su territorio, al conocimiento de sus potencialidades e iniciativas como los proyectos descritos en el Plan Cuscatlán; sabe cómo se entrelazan estas necesidades e interaccionan en diferentes niveles organizativos, como municipios, mancomunidades, departamentos, áreas de influencia y franjas de desarrollo.
El nuevo diputado conoce las peticiones que ha hecho la población y no está dispuesto a engavetarlas cuando le den la investidura, así como tampoco a olvidarse de la gente que le dio su voto y su confianza, pues sabe que debe regresar a rendirle cuentas a quien es su verdadera obligación.
El nuevo diputado sabe, además, que tiene todas las facultades para coordinar el esquema territorial con el nacional, y para gestionar ante las instituciones encargadas de ejecutar, generar, administrar y fiscalizar los fondos públicos.
El nuevo diputado es un líder proactivo y humano, y está dispuesto a cambiar la dinámica de las fuerzas que deben beneficiar a nuestra sociedad, con leyes bien diseñadas, ampliamente consensuadas y verificar que sean ejecutadas para servir a la población y no para que la población sirva a unos pocos.
En un contexto como el de la recuperación económica y la necesidad de crear nuevos polos de desarrollo, es crítico aprovechar las fortalezas de la economía local, y en este sentido los alcaldes juegan un papel fundamental.
Los nuevos alcaldes impulsan una novedosa visión estratégica de responder a las necesidades y desarrollar las potencialidades de sus municipios, convirtiéndolos en un sistema que aumenta exponencialmente los beneficios de una verdadera dinámica entre el gobierno local y el central, lo cual es muy diferente a la arcaica dinámica municipal, aislada y desarticulada, que ha caracterizado a nuestro país.
Con esta visión, los nuevos alcaldes harán un buen uso de los recursos y de los fondos, pues aprovechando la fortaleza de la articulación territorial, y con una verdadera actitud de poner a trabajar los impuestos en obras inteligentes, devolverán con eficiencia esos impuestos a la población, en forma de desarrollo y bienestar.
EL RETO DE TODOS LOS SALVADOREÑOS
Estamos ante la oportunidad de completar el giro que supuso la voluntad ampliamente mayoritaria mostrada en febrero de 2019, que decidió dar vuelta a la página y escribir una nueva historia, y alejarse así de la confrontación de las extremas.
Pensar en el pasado nos debe servir solo para no repetirlo. La oportunidad de dar un paso adelante y construir una nueva historia ¡la tenemos hoy! Ya le dimos la vuelta a la página, ya comenzamos a hacer los cambios fundamentales, y esta es la oportunidad de dar el paso definitivo al desarrollo, al bienestar y a la paz no solo para unos pocos, sino para todos los salvadoreños, sin ninguna distinción.
Debemos fortalecer ahora los verdaderos cambios que traigan los beneficios negados durante tanto tiempo, y el voto es el instrumento de los salvadoreños para hacer de eso una realidad. Debemos participar, y con ello exigir que la democracia funcione en favor de la población.
Ignorar esa exigencia fue la gran deuda que durante décadas han dejado los funcionarios del pasado, y solventarla será el deber de los nuevos alcaldes y diputados.
El cambio de página en 2019 costó esfuerzo, pero lo asumimos, pues como pueblo nos negamos a seguir siendo engañados e instrumentalizados. Ahora, en 2021, cansados del discurso vacío y de la inoperancia de las extremas ideológicas, vamos entre todos a terminar de romper con esos esquemas y continuar escribiendo la nueva historia.