Una de las grandes esperanzas de la oposición es que el Gobierno del presidente Nayib Bukele tenga problemas y, de ese modo, pierda el respaldo popular. Confía en que, con eso, podrá recuperar todos los privilegios que perdió tras quedar relegada a la marginalidad en las elecciones.
Por eso creía que las misiones técnicas de organismos internacionales iban a dar un ultimátum y pintar el sombrío panorama que los órganos de propaganda de la oposición repiten día con día. En su lugar, el país recibió halagos por su estrategia para enfrentar la pandemia, por su exitosa campaña de vacunación masiva y por la apertura de la economía, lo que permitió cerrar 2021 con un crecimiento superior al 10 %, como nunca en la historia.
Para mantener el ritmo en 2022, El Salvador necesita que su economía no pare. Y tiene todas las herramientas a su disposición. Es más, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estimó que el país es uno de los tres del hemisferio que están mejor preparados para los retos económicos de este año.
Entonces, bajo esta perspectiva, ¿qué sentido tiene que el país aumente impuestos? La oposición asegura que hay tanta presión por el endeudamiento que no hay otra salida más que hacer cargar sobre los hombros de los ciudadanos una mayor y más pesada carga tributaria. Eso solo lo piensan aquellos que ven el camino fácil y que descartan esfuerzos mayores.
El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, afirmó que mientras él esté al frente de las finanzas públicas y mientras Nayib Bukele sea presidente del país, los ciudadanos salvadoreños no pagarán un IVA más caro.
El país tiene suficientes ingresos para funcionar, sobre todo porque, a diferencia de las administraciones de ARENA y del FMLN, hay un manejo eficiente de los fondos públicos. No hay funcionarios corruptos que saquean las cuentas del Estado, llevándose el dinero en bolsas negras de basura, como mandaba a hacer Mauricio Funes, o despilfarrando fondos mandando a construir pozos en propiedades privadas, como se benefició Norman Quijano.
Entre enero y noviembre del año pasado, el Ministerio de Hacienda recaudó $2,546.8 millones en concepto de IVA, es decir, un 36.2 % más que en el mismo período de 2020, gracias a la fortaleza de la economía, que impulsa el comercio y las ventas.
Antes que pensar en aumentar impuestos, el Gobierno se ha dedicado a recuperar los impuestos que los gobiernos de ARENA y del FMLN solían no cobrar, porque se trataba de empresarios que eran sus financistas. El combate a la evasión y a la elusión fiscal puede dar muchos recursos para el desarrollo. Y es ahí donde se dará la prioridad.