El efecto más inmediato, y a todas luces más evidente, de la desarticulación de las pandillas ha sido la conquista de la paz. El presidente Nayib Bukele, al implementar el Plan Control Territorial, logró que El Salvador conociera por primera vez en su historia qué es vivir en seguridad.
Muchos ciudadanos nacieron y crecieron en medio de la violencia de las pandillas. Las extorsiones, los asesinatos, las desapariciones, las violaciones, los robos y el narcotráfico que cometían estos grupos criminales eran algo que siempre estuvo presente y que moldeó la vida y personalidad.
Todos recordamos que salir de noche por buena parte del territorio nacional no solo era aventurado, sino que realmente era exponer la vida. El solo hecho de cruzar una calle que dividía dos colonias en los populosos barrios de la zona metropolitana de San Salvador implicaba tentar a la muerte.
Sin embargo, gracias al éxito de las políticas de seguridad —que incluyeron la aprobación del régimen de excepción y la depuración del sistema de justicia—, el terrorismo que imponían las maras es cosa del pasado. Los pocos delitos violentos que se cometen son prontamente investigados y sus responsables son presentados ante la justicia.
Las autoridades han detenido, procesado y enviado a prisión a más de 80,000 miembros y colaboradores de las pandillas. Sin embargo, no son los únicos reclusos del sistema penitenciario salvadoreño.
De acuerdo con los registros, 48,000 reos no violentos reciben capacitaciones en diferentes oficios para formar parte de los programas de reinserción laboral. Los reos en fase de confianza aprenden y trabajan en diferentes actividades para retribuir a la sociedad parte del daño que causaron.
El presidente Bukele explicó este martes en las redes sociales que el Plan Cero Ocio, de la Dirección General de Centros Penales, brinda oportunidades de capacitación para los reos no violentos en talleres de carpintería, estructuras metálicas, albañilería, agricultura, mecánica, entre otros oficios.
Los talleres se imparten en el Complejo Industrial Penitenciario de Santa Ana, en donde ahora los reos elaboran los módulos de madera en los que se colocan las frutas y verduras de los agromercados, otra iniciativa del Gobierno del presidente Bukele que busca beneficiar la economía de las familias salvadoreñas.
El Gobierno no solo ha conquistado la paz al sacar a los delincuentes violentos de las calles, sino que también encamina en la rehabilitación a aquellos que violaron la ley pero están dispuestos a cambiar.