El salvadoreño Álex Cuchilla, con 31 años en el mundo de la pintura, ha logrado presentar un mundo lleno de color y vida por medio de las diferentes escenas expuestas en sus obras.
Originario de Santiago Nonualco, en La Paz, Cuchilla encontró la fascinación por la pintura al ganar uno de los más prestigiosos premios en el país en 1990, cuando se acreditó el primer lugar en el 5.º Certamen de Pintura Joven Salvadoreña en el Palmarés Diplomat.
Para el artista, el premio fue el inicio de una exitosa carrera, ya que con él vinieron más reconocimientos y a la vez el interés de estudiar más a fondo esta rama.
«Al principio pintaba en mis tiempos libres, era mi sueño pintar, y este certamen fue lo que necesitaba para avanzar», expresa.
Decidido a finalizar sus estudios de Artes Plásticas en la Universidad de El Salvador, Cuchilla también aprendió de los maestros salvadoreños Héctor Hernández e Isaías Matta, y luego continuó bajo la tutoría del maestro Arturo Rivera, en México y España.
La influencia de una convivencia multicultural cerca de grandes exponentes artísticos pronto le trajo más recompensas profesionales, y logró mostrar sus enormes destrezas en la pintura por medio de exhibiciones colectivas e individuales en países como Chile, Canadá, Cuba, El Salvador, España, Guatemala, México, Puerto Rico, Inglaterra, Italia y Japón.
La excelencia de Cuchilla también logró el reconocimiento de diferentes distinciones que han marcado su carrera, tal es el caso de la mención de honor en el Concurso Centroamericano de Pintores Primitivos Cosude 1998, y el primer lugar en el Concurso Internacional de Pintura Salvadoreña «Trabajador de corazón», organizado por el Ministerio del Exterior en 2000.
A estos se suman el primer lugar (2006) en el Concurso de la Subasta de Arte Latinoamericano Juannio Guatemala, el segundo lugar en el premio Combat Prize, de Italia, en 2014, y el primer lugar en Art-Competition Net Mente, Espíritu y Emoción, en 2014.
Actualmente, sus obras se encuentran en colecciones privadas en El Salvador y el extranjero, así como en algunas públicas entre las cuales destacan la Colección Casa de las Américas (Cuba), el Museo de Arte Moderno (República Dominicana), la Colección Museo de Arte de El Salvador (Marte) y la Colección Fundación Paiz, de Guatemala.
Técnica compleja
Hay diferentes vertientes en el discurso plástico de este consagrado artista. Para Cuchilla, el sujeto y el objeto de sus piezas convergen para finalmente presentar algo real, siendo la figura humana su máximo placer artístico.
«Con fluidez de movimiento intencionalmente estático y precisión lineal y muscular, la figura humana que realiza Cuchilla Pinturas Álex Cuchilla incorpora toda una historia a partir de la actitud, la escena del personaje y el contexto, situación que permite intuición subjetiva con lo interno y externo», exponen críticos sobre la obra de este artista.
Por todo lo anterior, Cuchilla, quien se define a sí mismo como un agitador de conciencia bajo una técnica depurada y sencilla, mezcla la candidez y la espontaneidad de sus personajes con gestos francos en búsqueda de fragmentos de esperanza que le han permitido navegar por un inmenso mundo de líneas y técnicas.
«No tengo una sola línea de trabajo, no estoy casado con una firma. Me gusta seguir una secuencia de imágenes que se van moviendo sutilmente, para que los cambios no sean tan radicales», expresa
En la calma
Para Cuchilla, el tiempo de confinamiento fue una verdadera revolución inspiradora que permitió la creación de una serie basada en la reflexión, la quietud y el sosiego.
Bajo este nuevo concepto, el pintor expresa que «hoy, estos seres deciden transitar en un escenario más mundano, donde ya no posan para él, sino más bien se muestran indiferentes a su presencia.
«Después de 31 años, los personajes que transitaban en mi mundo lleno de color, globos, barcos, máquinas y otras cosas bajan y comienzan a caminar a su propio mundo, uno más realista. Ahora transitan libremente. Ellos deciden qué hacer», comenta.