El Salvador ha emprendido su refundación con la administración del presidente Nayib Bukele, que lo llevará a posicionarse en el concierto de naciones como un referente económico, político, social y cultural, consideran analistas políticos y académicos al cumplirse cuatro años de gestión del jefe de Estado.
Bukele inició el 1.º de junio pasado su quinto año de Gobierno, al que llegó tras una victoria en las urnas en febrero de 2019 que botó 30 años de gobiernos areneros y efemelenistas, que terminaron envueltos en casos de corrupción.
El sociólogo René Martínez afirma que Bukele está «impulsando una reinvención de la nación, de país, de la patria», pues desde el inicio de su administración «ha establecido una nueva lógica política y una cultura democrática muy distinta a la que se tenía en los gobiernos anteriores».
«Se está reinventando el país, algunos le llaman refundación, […] y con ello metiendo al país en el siglo XXI y posicionarlo y convertirlo en el referente principal en términos políticos, sociales, económicos y culturales en la región latinoamericana», dice Martínez.
Mauricio Rodríguez, sociólogo y analista político, sostiene que el fenómeno político impulsado por Bukele ha logrado incidir directamente en la nueva forma de administrar un gobierno, pues se han cambiado de raíz «aquellos fenómenos políticos que los gobiernos de ARENA y del FMLN no quisieron hacer».
ARENA prometió que sus gobiernos serían para los más pobres, para romper con la fatalidad de que el que naciera en esa condición estuviera condenado a morir así, y hacer de lo social la base y no un complemento para el humano.
Las administraciones del FMLN, por su parte, prometieron que con ellas nacería la esperanza y llegaría el cambio que transformaría la calidad de vida de la población salvadoreña, especialmente de los sectores más desprotegidos.
«Refundar un país en ruinas no es fácil, pues el presidente Bukele lucha contra tres grandes enemigos: la pírrica oposición, que no cesa en sus ataques; los organismos internacionales, que no logran comprender las transformaciones, y las ruinas que los gobiernos anteriores dejaron en nuestro país», valora Rodríguez.
Y luego agrega: «La República, 202 años después de un proceso de independencia, se encamina hacia una verdadera independencia […]. El país [ahora] se encuentra en la ventana pública a escala internacional».
Ricardo Sosa, experto en criminología, victimología y seguridad, considera que Bukele —desde su primer día de gestión— delineó su modelo en las principales áreas para llevar a El Salvador a ser líder a escala internacional.
«El presidente Nayib Bukele, en sus cuatro años de Gobierno, ha iniciado un proceso de transformación desde el Órgano Ejecutivo, y está instaurando un primer modelo de seguridad», sostiene Sosa.
Asegura que esta transformación ha permitido «establecer las bases para un modelo económico, social, cultural y de seguridad ciudadana para la siguiente generación, que puede permitir que El Salvador sea líder en América Latina».
Sosa también reitera que Bukele tiene en el combate a las pandillas e inseguridad su principal logro, al completar el 80 % de su período presidencial, lo cual representa para la población salvadoreña disfrutar en paz, seguridad y esperanza en la historia como república.
El Gobierno implementa desde junio de 2019 el Plan Control Territorial (PCT), que, junto con el régimen de excepción —vigente desde el 27 de marzo de 2022— , ha logrado una reducción drástica de homicidios y diversos delitos, además de recuperar territorios que estaban en el poder de las pandillas y enfrentar el crimen común y organizado.
Óscar Martínez Peñate, politólogo y doctor en Ciencias Sociales, manifiesta que, en cuatro años de Gobierno, Bukele «ha hecho una refundación del Estado, es decir, cambiar el tipo de relaciones que existían históricamente, que eran verticales, de autoridad, de imposición, de autoritarismo».
«[Esta refundación] nos lleva a la construcción de un Estado de bienestar ante la sociedad salvadoreña, con desarrollo social y crecimiento económico que permite crear nuevas condiciones y oportunidades para los jóvenes», afirma Martínez Peñate.