El Salvador es el país de América con la menor cifra de letalidades y contagios por la COVID-19, esto de acuerdo con las estadísticas diarias presentadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana (OPS).
Respecto a muertes, a escala nacional se registraron 4,128; mientras que los casos reportados sumaban 162,089 hasta ayer. Ambas cifras son las más bajas en comparación con el resto de los países tanto de Norte, Sur y Centroamérica.
Hasta el 3 de mayo, el país reportó 34 días sin muertes por el virus, un hecho que ha sido atribuido a la alta vacunación que El Salvador tiene contra el virus, estrategia que, a la fecha, registra más de 10.6 millones de dosis aplicadas a escala nacional entre primeras, segundas, terceras y cuartas aplicaciones.
«La principal incidencia en la disminución de la cifra diaria de muertos, así como de contagios y hospitalizaciones, ha sido sin duda alguna el Plan Nacional de Vacunación, que inició el 17 de febrero del 2021 y que a la fecha ha permitido aplicar cerca de 10.7 millones de vacunas entre primera y cuarta dosis», indicó el Ejecutivo a través de un comunicado.
En cuanto a las cuartas dosis, el Ministerio de Salud (Minsal) contabilizó hasta ayer 185,267 dosis aplicadas a salvadoreños, y 160 a extranjeros.
De acuerdo con científicos de la Universidad del País Vasco (UPV), la cuarta dosis reduce entre el 75 % al 90 % las muertes en adultos mayores de 60 años. De igual manera, disminuye a más del 60 % las hospitalizaciones en este grupo etario.
Actualmente, la cuarta dosis está habilitada para personas mayores de 12 años, quienes pueden recibirla 90 días después de haber sido inoculados con la tercera aplicación del biológico.
La aplicación de protocolos sanitarios anticipadamente, y el cumplimiento de las medidas de bioseguridad por parte de la población son otras de las estrategias que han dado resultados favorables, lo que llevó a establecer el uso voluntario de mascarilla debido al bajo riesgo de contagio que el país tiene.
Todo lo anterior también ha sido clave para disminuir al mínimo el riesgo de infectarse con el virus, por lo que el Gobierno tomó la decisión, de acuerdo con parámetros internacionales, de eliminar el uso obligatorio de la mascarilla, que, no obstante, y como prevención, la mayoría de la población continúa utilizando, sobre todo en el transporte colectivo y espacios con aglomeración de personas.