Mientras Guatemala inmuniza a cerca de 469 mil personas mayores de 70 años en su segunda fase de vacunación, que inició el martes, el tablero del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social detalla que de 231,289 contagios de la COVID-19 acumulados, 80,682 son ciudadanos menores de 49 años.
En las últimas semanas el virus está afectando más a la población joven que a los adultos mayores en medio de un tardío proceso de vacunación. Hasta el 4 de mayo, 231,289 han sido confirmadas a la COVID-19 y otras 7,642 han perdido la batalla desde la aparición de la enfermedad.
Guatemala ha inmunizado a 174,152 personas con la primera dosis y 1,950 con la segunda, haciendo un total de 176,102 ciudadanos vacunados.
En Guatemala también circula la variante SARS-CoV-2 B.1.427/B.1.429, más conocida como la cepa californiana, una mutación más transmisible que la normal, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El epidemiólogo Edwin Calgua, quien ha observado el comportamiento del virus en salas de los hospitales de la red pública y privada, dijo al periódico «Prensa Libre» de Guatemala, que las variantes representan la mutación del virus, es decir, que son más resistentes y por eso afecta a personas que antes no eran vulnerables.
«El problema es que la gente cree que estamos atacando al mismo virus. En este tercer brote hemos visto que dan positivo hasta niños menores de 12 años de edad», dijo Calgua.
La ministra de salud guatemalteca, Amelia Flores, reportó a mediados de abril no solo la vulnerabilidad en los jóvenes con diabetes, obesidad o hipertensión, sino el aumento de muertes en esta población en la tercera ola.
Flores aclaró durante una conferencia de prensa el martes, que los casos confirmados mantenían una «tendencia a la estabilidad», aunque el 3 de mayo aumentaron de 131 a 138 los municipios del país en alerta roja, y de 137 a 148 en alerta naranja. Otros 54 municipios están en amarillo.