Jónathan estudia en San Salvador y viaja los fines de semana a Lislique, su pueblo natal, en La Unión. Esta semana ha estado muy estresado porque inició los exámenes parciales. Su mamá le da algunas cosas para que prepare sus alimentos en el pupilaje, pero generalmente come en la universidad y, como suponemos, difícilmente se lava los dientes.
Desde hace una semana, Jónathan se queja de un dolor intenso que no lo ha dejado dormir en paz. Una caries ha hecho un gran agujero en una molar.
Por los parciales, no lo consultó, solo tomó pastillas para sobrellevar el dolor, pero desde hace dos noches se volvió insoportable.
Al examinarlo me doy cuenta de que para rescatar la muela debo hacer una endodoncia. Su mamá, que viajó desde La Unión, me ha preguntado que si no será mejor extraer la muela y expresó que a ella le hicieron una endodoncia y terminó perdiendo la muela.
Para salvar una pieza dentaria con caries que involucra el nervio se necesitan dos tratamientos diferentes. El primero es hacer una endodoncia, que consiste en limpiar, ensanchar y rellenar la raíz; el segundo es restaurar la corona de la pieza con un relleno y colocar un dispositivo protésico. Ambos son necesarios. Todas las muelas que tienen endodoncia pierden agua y resistencia, se vuelven porosas y en pocos meses se fracturan, si no son rehabilitadas.
Al explicarles eso, la mamá de Jónathan reflexiona que no habría perdido tantas piezas si se hubiera hecho los tratamientos que se le indicaron en su momento. El tratamiento endodóntico ha evolucionado mucho y ahora se usa tecnología avanzada, lo que permite menos fracasos y dolor posterior; además, se acompaña de soporte farmacológico cuando hay una infección aguda o un proceso inflamatorio muy evidente.
Después de rellenar los conductos de las raíces, se coloca un pin para darle soporte al relleno. En el caso de Jónathan, que se trataba de una muela inferior con cuatro conductos, obturamos todo en una sola cita, pero el relleno lo tendremos que hacer en una segunda sesión. A veces el paciente, luego de hacer un relleno o una corona, no vuelve a darle a la pieza el mantenimiento preventivo. Los rellenos se desgastan por el uso o se desadaptan por las fuerzas masticatorias, es decir, pierden su integridad, por eso es necesario revisarlos al menos cada año.
Lo más rápido y fácil para todos habría sido extraer la pieza, pero perder una molar a los 23 años significa lamentarse el resto de la vida, ya que a la larga se tiene una mordida desbalanceada, movimiento de las piezas adyacentes y antagonistas, problemas en los tejidos de soporte, acumulación de comida en espacios que se forman por la pérdida de la pieza, dolor muscular y de dientes, y una larga lista de consecuencias que afectarán el sistema masticatorio de por vida.
Ahora, Jónathan ha llevado su historia a Lislique y muchos a su alrededor han optado por la odontología preventiva, que es más barata y menos dolorosa.