«Los ojos de mi madre»
Llegué al planeta
una mañana de octubre con vientos ancestrales
Los ojos de mi madre
eran dos soles grandes, grandes
que derramaban secretos, sonrisas y ternuras
Llegué al planeta desnuda de recuerdos
guardando mi destino en los puños cerrados
Después los sueños enlazados con sonrisas,
la casa de la infancia arrullándome el alma,
afanes de papel
campanas repicando el tiempo,
besos de rosa, besos salvajes, besos fantasmas
y ladrones de ilusiones complicando el camino
en el aquí y en el ahora
llevo en el corazón una rosa intermitente
los puños abiertos mostrando mi destino
y los ojos de mi madre, grandes y sabedores
se quedaron conmigo alumbrando mis años.
«Ingenuidades »
Mi corazón ingenuo palpitaba
sueños inconclusos
temores y torturas
escritos en el lienzo de la frente
con un bordado de angustias en los muros
y una ausencia presencia en los costados.
Los ojos de tu piel no asimilaban
esos sueños doblados en los días
y los poros abiertos de la noche.
Quiero vaciarme de vos
de otros días, de estos y aquellos
-ensueño indescifrable que no cesa-
Borrar hasta el último suspiro
que, desde aquellos soles, se hizo historia.
Mientras
siguen caminando los relojes
zurcidos
con minutos y espinas.
La tumba de Roque Dalton
Es la patria entera
Y la adornan como lirios
Ramilletes encendidos
De libres versos ¡libertarios!
La tumba del poeta
Corre por las venas de su pueblo
Musa de sus versos
Y amor de su poema
La tumba del valiente vate
Está en todas partes
Donde canta el jilguero
Donde vuela el torogoz
Donde crece el izote
Donde sufre un guanaco
O agoniza un paisano
Un migrante, un hermano…
La tumba del bohemio
Viaja libre con el viento
Azotando a los verdugos
Con el cianuro de su verbo
¡Y la metralla de sus versos!
La tumba del bardo
Vibra en cada espacio de esta tierra
El invierno la riega con la lluvia
El verano la broncea con el sol
El flamante viento la saluda
La noche la adorna con estrellas
El cielo la ilumina con la luna
¡La patria es digna de ella!
La tumba del panida
Vive en la memoria de la historia
La envidian los ilustres
De reojo la admira el oligarca
Han intentado silenciarla
Porque grita, vive y vibra
¡En las gargantas libertarias!
La tumba del poeta
La comenta el chupadero
La saluda el jornalero
La contempla la ramera
La venera «Niña Lala»
La cuida don descalzo
La limpia Juan frijol
¡Y el pueblo la baña con sudor!
La tumba de Roque Dalton
¡Es todo, es todo El Salvador!
¡Silencio!
De la tumba del poeta
Brota libre un himno, una canción…
¡Es un poema de amor!