Avistar cualquier especie de ave es sencillo, solo basta que levantes la mirada al cielo o hacia un árbol y allí está una, pero esta facilidad de encontrarlas hace que cada vez sean más amenazadas, ellas, sus crías y sus nidos.
Es fundamental saber que aparte del bello canto que alegra a quienes los escuchan o su bello pluamje, las aves poseen un papel fundamental en el ecosistema: polinizar las plantas, distribuir las semillas y ayudar en el control de plagas.
Según un estudio realizado por diversos científicos de múltiples instituciones y publicado en la revista Annual Review of Environment and Resources bajo el título «State of the World´s birds», se detalla que «el 48 % de las especies de aves existentes en todo el mundo están experimentando una disminución de sus poblaciones, el 39 % de especies posee una población estable y solo el 6 % muestra tendencias de población crecientes».
Los mismos autores del estudio señalan que a pesar de los hallazgos, hay esperanza para las aves; pero se necesita un cambio drástico y transformador, además de grandes esfuerzos de parte de los humanos. Y eso, es justamente lo que hace la Asociación Protectora de Aves de El Salvador (Aproaves).
«Los fines de la Asociación son rescatar, rehabilitar y liberar. Tenemos un plan que pretende rescatar a las aves que están maltratadas, ya sea en mercados o en casas. La fundación nace de ver su venta ilegal y el maltrato que reciben», explica José Edgardo Kamen, presidente, asesor legal y fundador de Aproaves, quien durante años trabajó en el Zoológico de Miami donde se especializó en el rubro.
La asociación actualmente posee más de 70 aves bajo su cuido. Parte de ellas han sido entregadas por familias que las tenían como mascotas y otras que han sido encontradas golpeadas o maltratadas.
«Cada ave tiene un cuidado especial, ya sea para reproducirlas o tenerlas en cautiverio, ellas con un día que no se les limpien empiezan a enfermar, o con un día que no se alimenten recaen», señala Karla Juárez, secretaria de la asociación y esposa de José, con quien comparte la pasión y el amor por las aves.
Aunque la reproducción, cuidado y liberación de especies aladas lo vienen desarrollando desde hace años, (en el caso de José desde pequeño, ya que de niño rescataba aves, las curaba y liberaba), es desde el 2020 que le dan vida a la asociación, y desde hace cuatro meses tienen un lugar específico donde reciben al público para que interactúen con los animales alados, además de aprender sobre su cuido y reproducción. El valor de la entrada es a manera de donación y según la decisión de cada visitante.
«El lugar en Zapotitán es nuevo. Tenemos poco que comenzamos a crear las jaulas y seguiremos construyendo más hasta que hagamos los cruces de las aves. Todas las jaulas son improvisadas y el diseño se hace según los árboles que tengamos», relata Kamen.
Según sus planes, de las 70 aves bajo su custodia, un porcentaje se soltará durante la tercera liberación que está programada próximamente en el Parque Bicentenario.
Asimismo, trabajan en el proyecto «Alitas» que busca «rescatar, rehabilitar y liberar», y en el caso que no pueden revolotear, dado que a algunas aves le cortan sus alas hasta la carne, estás quedaran para reproducción.
Ayuda para la asociación
Aproaves es una asociación que recientemente se ha abierto al público, por lo cual necesita de mucha ayuda y aportes para seguir realizando tareas de conservación y rescate. Si desea contribuir con su crecimiento puede hacerlo de diversas maneras.
«Nosotros recibimos comida como girasol, alpiste, maicillo. También pueden traer fruta tropical, pero no del suelo sino cortada. Y ahorita que estamos en construcción pueden traernos maya, laminas, cemento, ladrillos, tubos. Todo lo que está aquí la gente lo ha hecho», explica el fundador. Si desea contactarlos puede hacerlo por medio de su página de Facebook Aproaves.
No todas son mascotas
Muchas veces, las personas tienen un ave en cautiverio porque las ve como mascota; sin embargo, es necesario observar si el pájaro se ha acoplado al lugar donde se encuentra y se ha logrado domesticar, caso contrario es momento de llevarlo al refugio para su liberación.
«Hay gente que tiene una lora (…) Como es muy agresiva solo pasa en una jaula, es una prisionera que solo se le va a tirar la comida y nadie se le acerca porque muerde. Allí es cuando le decimos a las personas que nos la den», detalla José Kamen.
Entre las aves que sí se pueden domesticar y que los expertos recomiendan tener como mascotas se encuentran: las alondras, los pericos africanos, el finche, las cacatúas y loras.
Bella, un ejemplo de vida
En el refugio, entre todas las aves sobresale una, ya sea por su tamaño o por el chillido que hace cuando se pasea por todo el recinto. Se trata de Bella, una pelicano que perdió su ala y dada su condición no puede regresar a su hábitat. «Nos llamó el dueño de un hotel en la playa El Zonte que la había visto golpeándose en paredes, no podía alimentarse y los perros la andaban siguiendo. Ella traía el hueso expuesto, como si un tiburón o animal del mar le había quitado el ala», relata Karla Jurárez, secreataria de Aproaves. Desde hace dos años, Bella se ha convertido en la ama y señora de la institución. Se alimenta de pescados y puede comer entre ocho y diez cada día.