Países Bajos es la primera nación que logró erradicar la sobrepoblación de animales en situación de calle. Y para que en sus vías no deambulara ni un solo perro o gato pasaron más de 60 años. Seis décadas en las que se intensificó la educación y concienciación sobre estos seres sintientes, los castigos a infractores y las campañas de adopción y esterilización. Y en esta última acción quiero hacer hincapié.
El pasado miércoles 22 de febrero se conmemoró el Día Mundial de la Esterilización Animal, una fecha trascendental para mí, como médico veterinario y presidente del Instituto de Bienestar Animal, porque se genera conciencia sobre la salud reproductiva de nuestras mascotas y sobre las consecuencias negativas de la natalidad descontrolada, como el abandono.
Sé que las esterilizaciones, sobre todo de animales en situación de calle, han sido una de las acciones más demandadas a nuestra autónoma por la ciudadanía, y esto habla de un nivel de discernimiento y reflexión entre los salvadoreños, lo cual me llena de satisfacción; sin embargo, aún hace falta mucho por educar. Muchísimo.
A Bienestar Animal se le ha señalado como el máximo responsable de castrar o esterilizar a los peludos que andan en las calles de nuestro país, pero esta labor debe ser compartida por todos los salvadoreños, ¿por qué? Porque para intervenir a un peludo no solo se debe pensar que el proceso termina en la mesa quirúrgica.
Luego de la operación debe haber un cuidado minucioso y diario; por consiguiente, debe haber una persona que se haga cargo de vigilar, cuidar y limpiar la herida, administrar analgésicos a esos ejemplares esterilizados, entre otras atenciones.
Así que debemos entender que sería irresponsable de parte de nuestro equipo veterinario esterilizar a 1,000 animales si no hay 1,000 personas responsables de cuidar a estos pacientes que no tienen un resguardo seguro.
Incluso puedo rememorar muchos casos que han sucedido en veterinarias privadas, donde se esterilizaba o castraba a gatos o perros y al momento de esperar a sus propietarios estos jamás aparecían. Ahora, la Ley Especial de Protección y Bienestar Animal también sanciona este desamparo.
La situación sería muy distinta si todos fuéramos conscientes de que los peludos sin hogar necesitan cuidados tras estas operaciones que contribuyen a su bienestar y salud.
Pero todos debemos unirnos, todos podemos ser un agente de cambio en la vida de estos animales, puede ser con algo tan significativo como hacerse responsable de ellos en los días de cuidados posoperatorios o que una alcaldía o refugio una esfuerzos para recibir en sus centros de resguardo a un ejemplar más, para atenderlo mientras se recupera de la cirugía.
Estudiantes de medicina veterinaria o amantes de los animales también podrían sumarse o acercarse a aquellas municipalidades con centros de resguardo y rehabilitación municipal o a refugios donde ya se han intervenido a peluditos y se necesitan manos para lograr una total convalecencia.
El final idóneo de este proceso debería ser que una persona adopte a este ejemplar; lamentablemente, no siempre es así. Y a pesar de que este panorama no es muy alentador, estoy seguro de que es mucho mejor que un macho y una hembra reproductivos, que traen más michis y criollitos a este mundo, perpetuando un círculo de abandono.
Como máxima entidad que vela por los animales de compañía hemos iniciado 2023 con esterilizaciones y castraciones gratuitas en refugios de Soyapango, Ilopango, Zaragoza, y nos enorgullece decir que, en el marco del Día Mundial de la Esterilización en Animales, llevamos más de 100 cirugías, reafirmando así nuestro compromiso con ejemplares resguardados y con aquellos salvadoreños altruistas y comprometidos que los rescataron de las calles.
Anhelamos llegar a ser como Países Bajos. La tarea es gigantesca, pero no imposible. Ya hemos trazado una ruta: con educación, sensibilización, sanciones y, sobre todo, velando por la salud de perros y gatos a través de las esterilizaciones. Solo necesitamos de la contribución de todos los salvadoreños para lograrlo.