La Comisión Europea presentará el miércoles una propuesta para aliviar las restricciones actuales sobre cultivos genéticamente modificados, que ya ha sido denunciada por grupos ambientalistas y legisladores de izquierda.
El plan podría crear una nueva disputa en el Pacto Verde de la Unión Europea (UE), del cual la centroderecha europea busca detener algunos componentes que a su juicio afecta a los agricultores.

La comisión argumenta que las reglas sobre organismos genéticamente modificados (OGM) deben ser cambiados para poder desarrollar plantas que requieran menos pesticidas, se adapten mejor al cambio climático y consuman menos agua.
La comisión quiere permitir la edición genómica que modifica el material genético de las plantas, lo cual difiere de las técnicas transgénicas de introducir un hilo de ADN foráneo para crear una especie diferente.
«Plantas producidas por nuevas técnicas genómicas pueden soportar la sustentabilidad», sostuvo en abril la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides.
«Estamos diseñando un marco regulatorio que indicará claramente a los agricultores, investigadores e industriales que éste es el camino que hay que seguir en la UE», agregó.
La Comisión considera que las reglas drásticas aplicadas a los OGM (que incluyen autorizaciones, etiquetado y monitoreo…) son «inadecuadas» para las nuevas biotecnologías.
El texto del proyecto consulado por la AFP, pide que las reglas de los OGM existentes no se apliquen a cosechas editadas genéticamente cuyas modificaciones pudieron darse naturalmente o mediante procedimientos tradicionales de combinación de especies de plantas.
En determinadas condiciones, según el tipo y el número de mutaciones realizadas, se considerarían «equivalentes» a las variedades convencionales y se registrarían en una base de datos pública, con un requisito de etiquetado específico sólo para la comercialización de semillas.
Sin embargo, ningún producto obtenido con estas nuevas técnicas genómicas (NTG) podría llevar la etiqueta «bio», y los que tienen propiedades herbicidas podrían ser excluidas de una regulación más blanda.
Todas las otras variedades de NTG no serán consideradas equivalentes y podrían permanecer en el régimen restrictivo de los OGM, aunque con la posibilidad de alivio de reglas, como la necesidad de brindar una forma de detectarlas.
Bruselas ha recibido 90 solicitudes de autorización de cosechas NTG, un tercio de los que están en fase avanzada de investigación. Algunas han alcanzado el nivel de prueba en campo abierto, como una de maíz en Bélgica y una de papa en Suecia.
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