Esta explosión, escuchada por periodistas de la AFP, fue provocada por el lanzamiento de cohetes que «según las primeras informaciones alcanzaron una casa», indicó un exfuncionario del gobierno derrocado dos semanas atrás por los talibanes.
El jueves al anochecer, un atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), adversario del nuevo régimen talibán, generó un baño de sangre, con más de un centenar de muertos, en su mayoría civiles afganos concentrados ante el aeropuerto con la esperanza de ser evacuados del país, así como 13 soldados estadounidenses.
Tras este atentado reivindicado por el grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), el sábado, el presidente estadounidense, Joe Biden, consideró «muy probable» un nuevo ataque antes de la retirada de sus tropas el 31 de agosto.
Los talibanes recuperaron en forma repentina el poder el 15 de agosto, y entraron en Kabul sin oposición tras la debacle del ejército afgano, antes apoyado por estadounidenses y aliados que comenzaron a retirarse del país.
A partir de entonces, más de 110,000 personas han sido evacuadas merced a un puente aéreo con aviones especialmente fletados por países occidentales, que se turnan en la pista del aeródromo de la capital afgana.