FAS sacó las garras y se llevó una mínima ventaja del Óscar Quiteño al Calero Suárez, en la ida de las semifinales. Con goles de Emiliano Villar y Jónathan Nolasco, los tigrillos derrotaron 2-1 a Metapán, que en su estadio deberá ganar por diferencia de dos la noche del sábado para remontar.
El primer partido de las series de semifinales fue un espectáculo, pero el show se lo robó la Turba Roja, afición tigrilla y la complicidad de los administradores del estadio, que apagaron las torres eléctricas y dieron paso al acto de luces en las gradas, un proyector de un tigre y los fuegos artificiales afuera del estadio.
Un cuadro santaneco que repitió el mismo once del último partido que jugó contra Águila y que ahora tomó la iniciativa con el control de la pelota y se aplicó en la marca, precisamente sobre los jugadores claves de los caleros: Steven Guerra, Yair Delgadillo y Jónathan Esquivel.
Por su parte, los metapanecos solo hicieron un movimiento, el regreso de Dany Cetre por Christian Aguilar. Fueron muy cautos para manejar la pelota y marcar, teniendo corto a los tigrillos Rafa Tejada, Nolasco y Villar.
Los santanecos habían generado más peligro, pero ninguno con claridad. Dos tiros, uno desviado y otro rechazado habían levantado al público. Pero a los 36 minutos, de una jugada por la derecha salió un centro que bloqueó Miguel Lemus, pero la pelota le quedó servida a Villar para el 1-0. Locura en el Quiteño, lluvia de bebidas, abrazos, saltos y gritos.
Todo le estaba saliendo bien a los tigrillos, pero se descuidaron en una de las últimas y pocas que tuvieron los metapanecos antes de ir al descanso y Roberto Domínguez definió de cabeza (45′). La alegría se cortó y todos se fueron al camerino con seriedad.
Metapán regresó con más convencimiento y decisión, teniendo dos oportunidades claras, a las que les faltó precisión. Pero FAS, que no había aparecido colectivamente, creó una jugada entre Villar y Tejada, que terminó en un centro retrasado para la definición de Nolasco (67′).
Despertó el Quiteño, que se estaba mordiendo las uñas con la presión calera, que aunque lo intentó, ya no tuvo capacidad para empatar.
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