Si hay algo de lo que puede presumir la oposición política es de una asombrosa capacidad de flexibilidad discursiva e ideológica. Hace apenas unos años, cuando el FMLN llegaba por primera vez al Gobierno y tenía en ARENA a su adversario, diferentes voceros de este partido se dedicaron a criticar con dureza la práctica de los sobresueldos para ministros y otros funcionarios de la administración saliente.
En esos momentos, Lorena Peña, por entonces con una alta posición en la bancada parlamentaria del Frente, demandaba honestidad y transparencia a sus colegas parlamentarios Rodrigo Ávila y Margarita Escobar, quienes cuando fueron exviceministros en la gestión de Antonio Saca recibían miles de dólares cada mes como «complemento salarial». La misma crítica surgió de Norma Guevara, entonces jefa de la fracción legislativa.
No obstante, ahora Peña defiende en redes sociales a la exviceministra de Salud Violeta Menjívar, que está en prisión preventiva por la apropiación de fondos públicos, precisamente provenientes de esos sobresueldos que antes le provocaban tanta indignación.
En ARENA pasaron de negar la existencia de los sobresueldos a defender la «legalidad» de la práctica delictiva. Los sucesivos exfuncionarios de gestiones pasadas, algunos de ellos actuales diputados, sostienen, siguiendo el estribillo del expresidente Alfredo Cristiani, que todo fue «lícito».
Como un apoyo para ARENA y el FMLN surgió un exaltado Rubén Zamora, quien, sin ningún asomo de su cuidadosa pose de moralidad, reclamó la validez de los sobresueldos como un mecanismo del Gobierno para «gobernar» o, lo que es lo mismo, para comprar voluntades.
La metamorfosis también es válida para las organizaciones «de la sociedad civil», que se adecúan al grupo en el poder. En su momento, Acción Ciudadana reclamaba al FMLN por mantener las prácticas oscuras y corruptas de la entrega de sobresueldos a sus funcionarios. Ahora, Eduardo Escobar, el mismo que salió en conferencia de prensa señalando la doble moral efemelenista, dice que los procesos judiciales en contra de exministros y exviceministros del FMLN «son una cortina de humo».
En la misma posición está Roberto Rubio, cuya fundación es el capítulo nacional de Transparencia Internacional, que pasó de denunciar la ilegalidad a defenderla y, de paso, a beneficiarse de ella por medio de una «consultoría» en la Comisión Nacional de Desarrollo, por la que recibió «honorarios profesionales» por su invaluable aporte a la democracia nacional…
Los beneficiarios de los sobresueldos creyeron que iban a estar siempre en la cima de la vida política nacional, exentos de cualquier rendición de cuentas y por encima del cumplimiento de las leyes. Sin embargo, el pueblo salvadoreño demostró en las urnas que eso no es así. Y están empezando a enfrentar la justicia por sus actos.