Originario del departamento de Santa Ana, a sus 73 años, Francisco Muñoz se recuperó de la COVID-19 en el Hospital El Salvador, luego de pasar 11 días en tratamiento médico.
«Estuve 11 días en el hospital. Me trajeron con neumonía, pero gracias a Dios me siento bien. La atención ha sido buenísima, por qué me voy a lamentar si es gente que realmente tiene corazón y no tiene ningún tipo de desprecio para uno.
Bendito sea Dios que aquí me han salvado», dijo Francisco a «Diario El Salvador» el día en que recibió el alta médica. Comentó que desde pequeño se ha dedicado a la zapatería en su natal Santa Ana, oficio que aprendió cuando era niño, con apoyo de un conocido, quien le enseñó y lo preparó para ganarse la vida de esa manera; no obstante, este año tuvo que interrumpir su trabajo debido a la afectación de la COVID-19.
«Yo desde cipote me dediqué a la zapatería en Santa Ana, me enseñó un señor que hace mucho tiempo murió, pero a él le debo todo lo aprendido», comentó.
Don Francisco manifestó que nunca se imaginó que llegaría el tiempo en el que todas las personas usarían mascarilla debido a una enfermedad; sin embargo, la pandemia de la COVID-19 golpeó no solo a El Salvador, sino al mundo entero, y él mismo tuvo que afrontar las graves complicaciones de salud a causa del virus, por lo que instó a las personas a usar el cubrebocas y, sobre todo, a cumplir con las otras medidas de bioseguridad y la vacunación.
«Yo les digo que usen la mascarilla, que se cuiden, porque es peligroso. Ya lo dijo nuestro presidente: él quiere que nos protejamos y que nos vacunemos. A mí me falta una, pero me voy a poner la otra, porque como pasé varios días con gripe, me dijeron en el Seguro Social que debía esperar», indicó Muñoz.
Este santaneco procreó a cuatro hijos, a quienes aconseja cada vez que puede para que cumplan los protocolos de bioseguridad y así prevenir que sean afectados por el coronavirus.
«Tuve cuatro hijos, una hembra que vive en Estados Unidos y tres varones, uno de ellos vive en Guatemala, a quien le digo que se vacune porque allá está peor y hace poco tuve esa aflicción cuando supe cómo está allá, porque no quiero que él vaya a ser afectado por esto, o sus hijos», relató.
Sostuvo que, después de su recuperación, está considerando dejar definitivamente el oficio que por años le permitió ganarse la vida, ya que su hija le prometió ayudarle para que él pueda tomarse el tiempo necesario para descansar después de décadas de trabajo entre cuero, clavos y pega de zapatos.