El Gobierno del presidente Nayib Bukele reabrió ayer al público el Palacio Nacional, totalmente restaurado, tanto en el interior como en el exterior, luego de efectuar una completa remodelación que guarda y conserva la riqueza arquitectónica de la histórica estructura.
A las 10 a. m., cientos de turistas nacionales e internacionales comenzaron a ingresar para luego participar en un recorrido guiado en el interior.
Desde muy temprano, los visitantes comenzaron a llegar frente a la joya arquitectónica del Centro Histórico de San Salvador, cuya puerta principal se abrió para permitir el ingreso.
«Buenos días, bienvenidos al Palacio Nacional», eran las palabras de recibimiento por parte de los guías hacia los turistas. Acto seguido se brindaba una serie de recomendaciones para luego emprender el recorrido.
«Estamos rescatando nuestro patrimonio cultural, a la vez que construimos nuestra nueva historia», escribió en X el presidente Bukele, en la víspera de la reapertura, anunciando, además, que el Palacio Nacional estará abierto «todos los días de 10 a. m. hasta la medianoche».
Los visitantes —que conocieron de sus guías la rica historia que envuelve al magno edificio— también aprovecharon su estancia para tomar fotografías, conocer cada uno de los salones y disfrutar de la belleza arquitectónica y del jardín interno.
La riqueza histórica y cultural del Palacio Nacional es muy diversa. Inaugurado el 1.º de marzo de 1911, fue llamado en sus inicios El Palacio del Café, ya que a través de un decreto legislativo se estipuló que por cada quintal de café exportado se invertiría un colón para levantar el edificio.
Cuenta con cuatro salones principales: Rojo, Azul, Amarillo y Rosado, nombres que se originan de los colores de cada decoración por salón. Además, hay 64 salas grandes, 40 salas pequeñas, ocho salas para servicio y dos sótanos grandes.
Los visitantes iniciaron ayer su recorrido visitando el Salón Rojo y finalizaron en el Salón Amarillo. Los guías también explicaban a los turistas sobre el diseño de las paredes, de las columnas y de las barandas instaladas a lo largo de los pasillos.
Todos oían atentamente las explicaciones de sus guías, y en más de alguna vez hicieron preguntas, que fueron contestadas satisfactoriamente.
En su momento, el Palacio Nacional albergó los tres poderes del Estado salvadoreño: la Presidencia de la República, la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia.
El Palacio Nacional —ubicado en el recuperado y revitalizado Centro Histórico de San Salvador— está flanqueado por la plaza Barrios, la Catedral Metropolitana, el Jardín Centroamérica y la Biblioteca Nacional de El Salvador (Binaes).
Minutos después de abrirse nuevamente las puertas al público, el presidente Bukele publicó en X una estampa de la renovada infraestructura.
«Ilustración del restaurado Palacio Nacional, que incluye el nuevo jardín, el nuevo espejo de agua, las siete araucarias y el palacete que se construirá al restaurar y ampliar la antigua casa del autor de nuestra oración a la bandera», escribió el mandatario en la red social.
La remodelación del Palacio Nacional evidencia, una vez más, el compromiso de la administración Bukele con la conservación del patrimonio cultural de El Salvador.
«Todo está chulo, lindo. Ahorita estoy gozando con mi esposo de las vacaciones. Todo ha cambiado. Me siento segura», externó Susana Osegueda Sánchez, una salvadoreña que ha llegado desde Canadá, adonde viajó en 1986, y quien fue de las primeras en ingresar al edificio restaurado.
«El palacio está fantástico. Todo impresionante. La restauración. Es muy bonito el palacio comparado con otros que he visitado», manifestó Jhónatan Flores, residente en Tijuana, México, y quien tenía dos días de estar en El Salvador disfrutando de las fiestas patronales de San Salvador, que están en su apogeo.
«Está bellísimo el Palacio Nacional. Jamás lo había visto de esta manera, como ahora está. Para mí es un triunfo que nuestro país poquito a poquito va mejorando y creciendo», externó Lilsy Canizález, tras el recorrido.
El Gobierno ha convertido el Palacio Nacional en un espacio digno, donde salvadoreños y extranjeros puedan reunirse y conocer más sobre su historia, además de ser un proyecto importante para la revitalización de los espacios públicos en el Centro Histórico capitalino.
«Este emblemático edificio refleja el compromiso con la modernización y revitalización del país, promoviendo un legado cultural que inspira a las futuras generaciones», publicó en X la Secretaría de Prensa de la Presidencia.