El régimen de excepción les ha dado las herramientas necesarias a la Policía Nacional Civil (PNC) y al Ejército para que, bajo la dirección de la Fiscalía General de la República (FGR) y con el respaldo de un eficiente sistema judicial, saquen de las calles a peligrosos criminales. Durante los 30 años de ARENA y el FMLN en el Gobierno, las pandillas surgieron, se fortalecieron y se convirtieron en aliadas de los políticos corruptos.
Gracias al trabajo conjunto, más de 28,000 criminales han sido detenidos para llevar tranquilidad a las comunidades. No solo se trata de que hay más seguridad porque no hay amenazas, extorsiones y asesinatos, sino también se ha desmontado buena parte de la red de narcomenudeo que era controlada por las pandillas en las zonas que mantenían aterrorizadas.
De acuerdo con los informes oficiales, más de 20,000 unidades de diferentes drogas (marihuana, cocaína, crac y metanfetaminas) han sido decomisadas durante los operativos de incursión conjunta de policías y militares. A esto se suman los golpes al tráfico internacional de drogas, que llevaron recientemente al decomiso de un cargamento de más de 19 toneladas de cocaína, valoradas en $423 millones, más la captura de un grupo de extranjeros en la embarcación en la que se transportaba la sustancia ilícita.
Con el despliegue de las fuerzas del orden, los homicidios se han reducido drásticamente, al punto de que ya van 96 días sin muertes violentas, y es este jueves el último día con el reporte de cero homicidios.
Viendo estos datos, no tiene ninguna lógica que haya pequeños grupos en el país que critiquen duramente el régimen de excepción y trabajen activamente para desmontarlo. ¿Será que añoran esos tiempos en los que la inseguridad les generaba ingresos extras?
El Salvador ha salido de la lista de países peligrosos, pero hay un esfuerzo coordinado, tanto local como con un fuerte «lobby» internacional, para hacer creer que no hay respeto de libertades, que se captura a opositores y que se penaliza la crítica. En redes sociales abundan cuentas sin ninguna credibilidad que pretenden posicionar la idea de que hay un éxodo masivo de ciudadanos huyendo de «la dictadura», cuando, en realidad, hay más confianza gracias al trabajo del Gobierno del presidente Nayib Bukele, tanto que más empresas anuncian sus millonarias inversiones y la economía nacional se recupera aceleradamente, en el marco de un pleno respeto de derechos y libertades.
Los únicos perseguidos son los pandilleros, los criminales que han sembrado el terror por décadas y que ahora enfrentan condiciones en las cárceles que los hacen salir a pedir ser llevados a Estados Unidos. Para la ciudadanía honrada, en cambio, hay mejores condiciones para vivir.