El presidente Nayib Bukele lo dijo de manera tajante y contundente al señalar que las pandillas Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18 no son grupos de delincuentes comunes, sino «organizaciones terroristas internacionales»: «Que les quede claro a todos que no vamos a retroceder hasta eliminar su existencia en nuestro país». Se trata de una guerra sin cuartel contra los criminales que tuvieron al país postrado durante los gobiernos de ARENA y del FMLN.
La guerra contra las pandillas no se suspende en ningún momento, ni siquiera durante una emergencia nacional como la tormenta tropical Julia; de hecho, el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, informó sobre el golpe que la Policía Nacional Civil (PNC) le dio a la MS-13 en San Juan Opico, donde encontró el lugar en que los terroristas escondían sus armas.
Las autoridades encontraron 10 fusiles de diverso calibre, cuatro granadas, un lanzagranadas, una pistola, 10 cargadores para fusil, abundante munición y un chaleco portacargadores. Este material de guerra era de la clica Opicos Locos Salvatruchos, una estructura criminal todavía operativa, como otras que existen en todo el país.
Las medidas extraordinarias contenidas en el régimen de excepción han resultado ser herramientas muy valiosas en la guerra contra las pandillas, al punto que más de 54,000 pandilleros y colaboradores de las organizaciones terroristas han sido detenidos y enviados a prisión, lo que ha logrado una drástica reducción de los homicidios y de otros delitos violentos.
El Plan Control Territorial continúa operando en todo el país, en búsqueda de los remanentes de las estructuras terroristas que han buscado ocultarse en regiones rurales y remotas, en vanos intentos para evadir la justicia.
Como dice el presidente Bukele, la tarea sigue. Mientras todavía haya mareros, las autoridades de Seguridad Pública, como la Policía y los militares, tienen trabajo pendiente. Gracias a la liberación del Órgano Judicial de los sectores políticos que lo mantuvieron al servicio de las mafias, los jueces ahora tienen un compromiso con los ciudadanos y mantienen fuera de las calles a los terroristas detenidos.
Los opositores, fieles a sus patronos, se oponen vehementemente a la guerra contra las pandillas y organizan campañas internacionales para defender a los terroristas capturados, criticando al Gobierno. Sin embargo, los ciudadanos, hoy más que nunca, están totalmente de acuerdo con los resultados del régimen de excepción, que ha traído seguridad y tranquilidad a barrios y colonias.