Zepeda, que niega los hechos, fue condenado en 2022 a 28 años de prisión por el asesinato premeditado de Kurosaki en 2016 en Besanzón (este de Francia). La defensa recurrió la condena y ahora en apelación enfrenta de nuevo la cadena perpetua.
Durante el interrogatorio, iniciado el lunes en el tribunal de apelación de Vesoul, en el este de Francia, Zepeda evocó una relación con Narumi, a quien conoció en Japón en 2014, basada en el «respeto» y los «cuidados», aunque con discusiones porque ambos son «celosos».
«Hay una cosa que me intriga sobre su concepción de pareja», le espetó la abogada de la familia de Narumi, Sylvie Galley, quien leyó mensajes enviados por el acusado a su entonces novia en la que le pide ser «una buena chica, una buena mujer».
U otro mensaje en el que el chileno le diría: «Nunca causarás problemas, nunca te enfadarás, nunca serás mala, nunca tendrás una mala palabra, nunca negociarás nada», leyó Galley, ante un acusado de pie en el banquillo de los acusados, vestido con un polar negro.
«Esta conversación viene de una discusión, cuando hablamos de las condiciones para hallar bases para la relación, sobre cómo reparar algo que no está funcionando. Hablamos de lo que habría que hacer para que funcione», respondió.
En otro de los mensajes mencionados por la letrada, Narumi le recrimina que la dejara embarazada y que no lo asumiera. «Tú has hecho daño a mi cuerpo, tú me has tomado mucho dinero, tú me has tomado mi futuro hijo», continuó leyendo la abogada.
«Nunca ha estado embarazada», sentenció el acusado, para quien Kurosaki, a quien habría acompañado al médico en Japón porque estaba preocupada por un retraso en la regla, le envió ese mensaje en un contexto de fuerte discusión.
Según la acusación, Zepeda cruzó el Atlántico para ver dos meses después de su ruptura a Kurosaki, a quien habría matado en la madrugada del 5 de diciembre de 2016 asfixiándola o estrangulándola antes de deshacerse del cuerpo, que nunca apareció.