La Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) emitió un fallo en el que desestima la petición de un abogado vinculado con la oposición de anular la elección de la Asamblea Legislativa para sustituir a cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional. Es decir, la Sala de lo Contencioso, formada por magistrados electos por
anteriores legislaturas, ha sentenciado que no hay ningún quiebre constitucional o que los diputados de la nueva Asamblea hubieran roto la independencia de poderes y, con ello, haber propinado un «golpe de Estado».
Sin embargo, estas ideas catastróficas son las que un puñado de opositores, acuerpados por algunos representantes extranjeros, han dado a conocer a escala internacional para tratar de atacar la imagen del Gobierno del presidente Nayib Bukele. Ahora, sin embargo, que una sala de la CSJ cuyos miembros tienen años de estar ejerciendo ese papel falle a favor de la decisión tomada por la nueva Asamblea Legislativa no hace más que mostrar las intenciones de aquellos que dicen defender la institucionalidad. ¿Por qué guardan silencio ahora que «la institucionalidad», por medio de la Sala de lo Contencioso y Administrativo, ha dicho que todo está en orden? ¿Por qué no apagan las alarmas y dan a conocer esta resolución? Simple: porque eso no se ajusta a su guion y a su objetivo de golpear al Gobierno.
Independientemente de esta campaña, poco a poco la comunidad internacional entiende que la decisión de la nueva Asamblea Legislativa está dando gobernabilidad y elimina las tensiones entre los órganos del Estado. Durante los primeros meses de la pandemia, el Gobierno del presidente Bukele fue sistemáticamente bloqueado por el Legislativo y por un grupo de magistrados desde la Sala de lo Constitucional. Desde ambas trincheras defendían intereses corporativos que iban en contra de la vida y la salud de la población.
El voto popular cambió a la Asamblea Legislativa, y eso posibilitó sustituir a los magistrados que respondían a financistas, lo que ha hecho surgir una era de cooperación interinstitucional. Así lo ha visto el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha dicho que hay importantes progresos para un acuerdo con El Salvador.
Gracias al ejemplar manejo de la pandemia, el país recupera la actividad económica y ha aumentado sus exportaciones, prueba del vigor de las empresas y de los trabajadoresnacionales. Los países envían a sus embajadores al país y se renuevan las relaciones diplomáticas con la República Popular China y con Rusia, dos grandes actores de la
comunidad internacional.
Sin duda, habrá obstáculos en el camino, pero también hay una firme voluntad popular para respaldar al Gobierno, que ahora sí representa a los ciudadanos y defiende sus intereses.