El presidente Nayib Bukele anunció la noche del martes pasado que 2022 será el año con mayor inversión pública en la historia de El Salvador. El Gobierno tiene un plan para invertir $1,510 millones en obras de infraestructura, como los siete pasos a desnivel en la zona metropolitana de San Salvador y otros dos en el oriente del país, el nuevo Hospital Rosales, los mercados de San Miguel y Santa Ana, el viaducto Morazán, la nueva Biblioteca Nacional y nuevos escenarios deportivos (excluyendo el nuevo Estadio Nacional, donado por la República Popular de China).
Además, en esta histórica inversión están las obras que se llevarán a cabo en el Centro Histórico de San Vicente por medio de la DOM, además de las calles y carreteras que atienden el MOP y el Fovial, más las nuevas fases del periférico Gerardo Barrios, en San Miguel.
Se trata de una muy importante inyección de fondos a la economía nacional que generará trabajos directos en la construcción de las obras, pero también indirectos para proveedores de insumos y actividades periféricas (como la alimentación de los trabajadores).
Es importante darle la dimensión correcta a esta inversión pública, uno de los 10 ejes económicos que el Gobierno promueve para darle un impulso al crecimiento. En un solo año, El Salvador recibirá $1,510 millones de inversión pública, versus los $18 millones que invirtió en 2018 el FMLN cuando estuvo al frente del Ejecutivo. La diferencia es abismal y refleja la clara apuesta por el desarrollo que tiene el Gobierno del presidente Bukele.
Pero no se trata nada más de crecimiento por crecimiento. En 2021, el país registró, de acuerdo con cifras del Banco Central de Reserva (BCR), un crecimiento económico de 10.3 %, con lo que rebasó las previas estimaciones, que lo situaron inicialmente en 4 % (aun así, superior a lo experimentado en los gobiernos de ARENA y del FMLN), pero luego se ajustó al 6 %, 7 % y 8 %, hasta llegar a una cifra de dos dígitos por primera vez en la historia nacional. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio fe de este dinamismo al reconocer un crecimiento de 10 %.
Para 2022, las perspectivas son buenas, con un crecimiento inicial calculado en 3.2 %, pero que el Gobierno no toma como tope, sino como punto de partida. El presidente Bukele asegura que el reto es que todos los ciudadanos perciban la mejoría económica, que las familias salvadoreñas reciban los beneficios, como se espera que sea ahora al dinamizar la economía nacional con la obra pública.