Este fin de semana, una de las noticias internacionales que más revuelo provocó fue la captura en Francia del fundador de Telegram, Pavel Durov, a quienes las autoridades acusan de una serie de delitos.
De acuerdo con medios franceses, la detención fue ejecutada por miembros de la Gendarmería de Transporte Aéreo cuando Durov regresaba en su jet privado de Azerbaiyán.
Durov dejó Rusia después de que se negó a compartir con el Gobierno de Vladimir Putin información relacionada con el levantamiento ucraniano de 2014. Incluso se hizo famoso por enviar un par de llaves metálicas al jefe del servicio de inteligencia ruso y dijo que eran para abrir los archivos de la compañía. También posteó su foto mostrando el dedo medio a Putin.
Dorov se fue de Rusia, se radicó en Francia y adoptó la ciudadanía de ese país, aduciendo que en su país natal ya no se podía criticar al Gobierno ni mantener la privacidad de su plataforma.
Francia ahora lo acusa de terrorismo, narcotráfico, estafa, lavado de dinero, recepción de bienes robados, contenido delictivo infantil, entre otros. En tanto que los medios franceses TF1 y BFM aseguraron que la investigación se centró en la falta de moderadores en Telegram, por lo que la policía consideró que propiciaba que la actividad criminal continuara sin inmutarse en la aplicación de mensajería.
Otros incluso ven más allá y consideran que Durov mantuvo su política de no compartir con Gobiernos los accesos a la red de mensajería, en especial de asuntos sensibles en el extranjero, y esto habría comprometido su situación.
Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, estuvo durante varios años refugiado en la embajada ecuatoriana en el Reino Unido, detenido y procesado por filtrar información gubernamental. Fue liberado hasta que aceptó la culpabilidad en los delitos que le imputaron.
En El Salvador no hay ninguna persona detenida por expresar sus críticas al Gobierno. Al contrario, las redes sociales contienen amplios debates y señalamientos –algunos de estos con expresiones soeces— y en los medios de comunicación –tradicionales y digitales— también se publica cualquier cosa sin censura.
Incluso una publicación digital manipuló documentos para ajustar las fechas con «su investigación», lo que ha generado una oleada de críticas ante su falta de profesionalismo. La única condena que van a recibir es el repudio popular por su activismo político.