Para concienciar sobre este problema, el Grupo de Cooperación Internacional del Consejo de Europa sobre Drogas y Adicciones (Grupo Pompidou), que agrupa a 41 países, celebrará un foro los días 19 y 20 de diciembre en México con autoridades locales, que están a la vanguardia en este tema.
Los narcotraficantes ya no solo disponen de armas de todo tipo: «se sienten muy a gusto con las nuevas tecnologías, como el famoso cártel de Sinaloa, cuya cuenta de Twitter tiene más 100.000 seguidores» (la cuenta fue suspendida en la red social X, antes Twitter), explicó Benjamin Shultz, analista de la influencia extranjera delictiva en Deloitte, en una exposición al Consejo de Europa.
El campo de acción de los cárteles para vender droga o reclutar personal se ha modernizado y ampliado, y los juegos en línea como «Grand Theft Auto» o «World of Warcraft», son sitios ideales para operar con total tranquilidad.
Según Shultz, alrededor de 60% de los jugadores en línea tienen menos de 35 años y una mayoría son hombres jóvenes, el blanco predilecto de los traficantes.
Conversación con emojis
«El ‘dark web’ perdió popularidad entre los cárteles porque las autoridades se han vuelto eficaces en vigilar allí. Pero los videojuegos son un campo de recursos muy importante y casi no están vigilados», sostuvo Shultz.
«En los juegos en línea, mi personaje puede entrar en relación con cualquier otro jugador, los adolescentes pueden también discutir con completos desconocidos y no hay mayores controles», agregó el especialista en ciberseguridad.
De hecho, los mensajes internos de esos juegos en línea son sumamente difíciles de vigilar, sobre todo cuando los traficantes entran en contacto con jugadores jóvenes utilizando emoticones.
En Estados Unidos, por ejemplo, el emoji del tomacorriente significa «distribuidor». La pequeña palmera de aire inocente es «marihuana», la llave es «cocaína».
Se puede improvisar toda una conversación con solo esos pequeños íconos sin utilizar ninguna palabra sospechosa en los chats.
La policía de México fue la primera en detectar ese tipo de práctica y reportó el caso de tres adolescentes de 11 a 14 años contactados inicialmente por traficantes en el juego «Garena Free Fire».
Les ofrecieron 200 dólares semanales para servir de vigías en el norte de México y la persona que los contactó les compró boletos de bus.
El reclutador les aseguró a los tres jóvenes que les iba a encantar el trabajo que les proponía «porque a ustedes les gustan las armas (como en el violento juego de video que juegan) y podrán ganar mucho dinero». El trío fue interceptado antes de abordar el bus.