Las manos en la tierra y la cabeza en las nubes… En la azotea de este rascacielos de Hong Kong, oficinistas recogen el fruto de su trabajo en las jardineras coloridas con rábanos y zanahorias que destacan en la grisura urbana.
Situado a 150 metros de altura, en lo alto de la torre Bank of America, en el corazón financiero de la excolonia británica, este huerto forma parte del más de medio centenar de microexplotaciones agrícolas que han surgido desde 2015 en los techos de una megalópolis sin apenas espacio.
Han surgido en helipuertos abandonados, en las azoteas de centros comerciales o en terrazas públicas, gracias a iniciativas privadas como la de la empresa social Rooftop Republic («La república de las azoteas-terraza»), que promueve una filosofía de vida sana más verde. emprendedor de 43 años.
«Esto se remonta al momento en que empezamos a subcontratar el origen de nuestros alimentos apostando por la producción industrial», señala. Si se cree en las estadísticas oficiales, Hong Kong envía cada año 3,600 toneladas de alimentos a los vertederos, el equivalente a 250 autobuses.
Menos de un cuarto de los desechos alimentarios de la ciudad son reciclados. En torno al 90 % de los alimentos consumidos por los 7.5 millones de habitantes de la ciudad es importado, principalmente de China continental.
Andrew Tsui, uno de los cofundadores, ve la agricultura urbana como un medio para que los habitantes de las ciudades vuelvan a los alimentos que él consume. Un imperativo en este territorio del sur de China, «la ciudad de los tallarines instantáneos», como la llama Tsui en referencia a la adicción de los hongkoneses a los platos preparados para llevar, que generan cantidades ingentes de desperdicios.
Se ha roto «algo» en la relación que tienen los habitantes de Hong Kong con los alimentos, lamenta este A veces se ignora, pero Hong Kong no solo es un bosque mineral de rascacielos, ya que el 75 % de su territorio es rural. Espacios verdes compuestos principalmente de parques naturales, pero también de 755 hectáreas de tierras cultivadas, según datos oficiales que datan de finales de 2020.
Estas se encuentran mayoritariamente en los Nuevos Territorios, en el norte, muy lejos del corazón urbano y financiero de Hong Kong. «El desafío, para nosotros, es integrar la agricultura a nuestra rutina», dice Tsui. «La primera etapa, evidentemente, es hacerla accesible», agrega.
Queda sitio
Pese a la enorme densidad de población en sus barrios, queda sitio en Hong Kong para la agricultura urbana, asegura Tsui. Su empresa ha identificado un total de más de 600 hectáreas disponibles en las azoteas de esta jungla urbana. «Por tanto, tenemos la posibilidad de duplicar el espacio en el que cultivar alimentos», indica.
Para lograrlo, Rooftop Republic colabora estrechamente con arquitectos, urbanistas y promotores inmobiliarios con la esperanza de integrar los huertos urbanos a los planes de edificios de oficinas. La empresa también ha logrado convencer a grandes grupos internacionales como el banco singapurense DBS, cuya fundación se ha asociado con Rooftop Republic para crear una academia que ofrece formaciones sobre agricultura urbana.
El gigante inmobiliario estadounidense de la asesoría JLL ha agregado la agricultura urbana a su cartera y cuenta con un huerto en un edificio. «En Hong Kong, la gente se concentra en el valor comercial de las propiedades, pero nosotros queremos promover el concepto de sostenibilidad», asegura uno de los directivos del grupo en Hong Kong, Eric Lau.