Cuando creí que ya había visto, escuchado y leído de absurdos en favor de los pandilleros criminales, la semana pasada me compartieron seguidores en mis redes sociales una nueva pieza en favor de los pandilleros. Por la cantidad de envíos me pareció que era una nota que estaba despertando repudio, y al leerla lo que imaginé se quedó corto.
Ahora resulta que los pandilleros que han asesinado, masacrado a la población, que la extorsionaron como les dio la gana, que cometieron violaciones de niñas, adolescentes y mujeres, que desaparecieron personas luego de asesinarlas, que les quitaron los negocios y las expulsaron de su comunidad, y otros graves delitos, son ahora víctimas para un medio digital y para dos escritores que se autodenominan periodistas, pero desconozco si se graduaron de periodismo, o al menos de comunicaciones. Las pandillas ahora son, desde esa nota, víctimas de las decisiones y órdenes del presidente Nayib Bukele y del trabajo del Gabinete de Seguridad, Fiscalía General de la República y las instituciones de seguridad.
Son tan pobrecitos, como lo describen en el reportaje, y quieren mover corazones y voluntades porque ahora son solo pandilleros, pero no tienen pandilla, y se lo atribuyen, los firmantes de la nota, a la decisión del presidente Bukele de invocar la medida constitucional del régimen de excepción que los ha hecho abandonar su tierra y que escapen, se escondan, huyan del brazo de la justicia salvadoreña dejando a sus familias y casas. Qué irónico y chocante leer estos párrafos, porque esa era la especialidad de estos criminales: amenazar, intimidar, decretar absurdos contra la población y romper sus proyectos de vida, además de enterrar a familiares; eso les ocurrió a miles de familias en El Salvador.
No siendo suficiente, escribe de manera literal que «ahora malviven en el extranjero, escondidos y temerosos de ser deportados», se refieren además como un éxodo para vincular a la historia bíblica de la salida del cautiverio del pueblo de Israel. ¿Puede usted imaginar estas comparaciones? Además, aluden y sin duda les molesta y preocupa que nunca más verán la luz del sol, ya que saben que el trabajo de investigación especializado de la Policía Nacional Civil y Fiscalía General de la República serán victorias en sedes judiciales, logrando las condenas para estos criminales. Y resaltan que ahora son cola de ratón y ya no cabeza de león.
Y este es el fondo: las maras y los pandilleros criminales representaron una verdadera industria criminal para algunos reporteros, comunicadores, periodistas, medios digitales, y más de algún oportunista, que escribieron libros, novelas, crónicas, historietas, videos, pódcast, incluso les permitió agenciarse premios que se regalan entre sus pares. Todo ese dinero que se recolectaba y les permitía un cómodo estilo de vida a ellos y sus jefes, así como a los financistas, se terminó en El Salvador, por eso ahora están a la búsqueda de nuevas historias en Sudamérica, Estados Unidos u otros países en nuestra región, ya que es un negocio muy productivo y se logran fondos para financiarlos.
Muchas de estas historietas y cuentacuentos lo único que intentan es glorificar a los pandilleros y su estilo de vida, lo cual puede incluso llegar a ser constitutivo de apología del delito, ya que se nota que se intenta alabar o enaltecer el hecho de ser pandillero criminal o una actividad criminal, o incluso apología e incitación pública de actos de terrorismo. Solo faltó que nos dijeran en el texto «pobrecitos los pandilleros, han sido desterrados».
El Salvador se encuentra en un proceso de paz, libertad y sana conciencia en las comunidades ante la captura y la presentación en sedes judiciales de estos pandilleros criminales, sociópatas y muchos de ellos psicópatas, por el trabajo de PNC, FGR, Fuerza Armada y todo su talento humano.