El analista no se atreve a opinar cuáles serán los próximos pasos de la Asamblea. Pero cree que debe trabajar en reformar las pensiones, sacar la ley general de agua, entre otros temas.
Dagoberto Gutiérrez es uno de los pocos que reflexiona en profundidad acerca de la coyuntura política con los hechos más recientes: la primera plenaria de la nueva Asamblea Legislativa que dejó la destitución de los magistrados de la Sala de lo Constitucional y del fiscal general, Raúl Melara. Las destituciones han provocado las reacciones de Estados Unidos y la comunidad internacional; pero también, fuera de nuestro país, ha tenido posiciones favorables. Para Gutiérrez, lo más sano para la democracia en el país es que el Gobierno estadounidense no interfiera en los asuntos internos y deje a los salvadoreños resolver sus problemas. Más allá, dice que esos hechos no han puesto en riesgo la democracia, más bien, lo que está en peligro son los grandes intereses de la oligarquía que siempre ha manejado el poder político, respaldado por Estados Unidos. Como él lo llama, ese «muñeco» es el que se está derrumbando producto de la decisión de los salvadoreños en los comicios del 28 de febrero. Estas son sus reflexiones.
¿Cómo valora las primeras decisiones de la Asamblea Legislativa al destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al fiscal?
En realidad, el Gobierno de Nayib Bukele empieza el 1.º de mayo. Y se trata de las decisiones. Del descubrir.
La Constitución dice que son órganos fundamentales el Ejecutivo y Legislativo. Gobierno es el conjunto de sus poderes, normalmente las oligarquías gobiernan controlando los tres órganos, la economía, la política, el ejército, todo. Y la primera pregunta que hay que hacerse es ¿qué está ocurriendo? ¿De qué se trata? Todos estos acontecimientos hilvanados, todo salvadoreño y salvadoreña debe saber que no es una lucha entre el Ejecutivo y el Legislativo. Para nada. La verdad, es una lucha contra el poder oligárquico del país. De eso se trata. Es la misma lucha histórica empeñada en diferentes momentos históricos, en diferentes fechas, en diferentes acontecimientos. Esta oligarquía enraizada en la economía, en la política, en la educación, en la cultura, en la mente de muchas personas. Ha retenido el poder en las diferentes circunstancias, incluso en el marco de la guerra de 20 años que encabezamos los guerrilleros del FMLN. Hace más de 30 años, ¿quién ganó la guerra? La oligarquía. Claro, los antiguos jefes guerrilleros tenían en su cabeza un pensamiento oligárquico. Ahora, la derrota de esa oligarquía es requisito fundamental para el progreso del país.
Como abogado, ¿cree que la Sala actuó de forma ilegal durante la pandemia?
La Sala de lo Constitucional y sus resoluciones son políticas. Por eso, durante la pandemia condenó las decisiones que el Gobierno estaba tomando, posiblemente movidos por una interpretación literal de la Constitución. Y esto no es culpa de ellos, es que son abogados y posiblemente no saben sociología, ni historia de la economía ni filosofía.
¿Cree que la vida como valor jurídico fue minimizada por la Sala?
¿Cuáles son los valores que chocan en la conducta de un Estado en una pandemia? Son dos: uno la economía y otro la salud. Xi Jinping, en China, en Wuhan, cuando se comprobó la pandemia dijo «la salud es más importante que la economía. Vamos a cerrar las industrias en China». Las industrias y ¿qué industrias? Y así hicieron casi siempre. Es la salud de la gente lo fundamental. ¿Cuál es la causa del desastre en Estados Unidos? Es que en Estados Unidos la economía es más importante que la salud; en Europa, también la economía es más importante que la salud.
El Gobierno cuando tomó las decisiones que tomó, te estaba diciendo «la salud es más importante que la economía». Claro, chocó con el mercado. Chocó con los intereses de la economía oligárquica. Para estos poderes, ¿qué importa la salud de la gente, de los que no tienen trabajo?Hay organizaciones de la «sociedad civil» que están protestando porque señalan que se pone en riesgo la democracia y se concentra el poder en una sola persona.
Tienen razón los que opinan así, porque toda democracia necesita apellido. Cuando hablamos de la democracia referida al país, estamos hablando de la democracia de la oligarquía, y esa es la democracia que está en peligro. ¿Cuál es la democracia que se está estableciendo?, la de la gente, la que votó el 28 de febrero. Esa es la democracia, con trabajo, con salud, con derechos efectivos. La gente que opina sobre la amenaza de la democracia debe ponerle apellido y sobre todo debe preguntarle a la gente ¿qué vale en este momento? Y en mi país la democracia para millones de gente no vale nada. Siempre están hablando de dictadura. Y tiene razón, porque en El Salvador vivimos bajo una dictadura, la del mercado.
¿Qué opina de los nuevos magistrados de la Sala de lo Constitucional?
La regla general es que los funcionarios deben ser leales al poder. De eso se encarga la oligarquía y los agentes de la oligarquía. Los funcionarios de la oligarquía. Esa es la historia de nuestro país. Hoy se está diciendo que esos magistrados son leales al Gobierno. El problema, no para ellos, no es que sean leales al Gobierno, sino que no sean leales a los oligarcas.
¿Cuál cree que debe ser la tarea de esta nueva Sala?
Ha de entender el derecho como la organización jurídica del poder político. El derecho se define así, siempre. Históricamente, ese ha sido el papel del derecho, de tal manera que la gente entienda muy bien que no hay ley imparcial, no hay Constitución imparcial.
Lo que tiene que ver con el poder es parcial. Se está construyendo otro poder que no es oligárquico. Aquí se ha de entender que los señores de la oligarquía no aparecen y no hablan, son como fantasmas. Que mueven, sin embargo, los hilos del poder desde las sombras, que siempre gozan del beneplácito de los gobiernos. Eso es lo que está terminando. El pueblo debe entender eso y el pueblo debe pasar de ser pueblo votante a pueblo militante.
¿Cómo valora las opiniones y preocupaciones de la comunidad internacional?
¿De dónde viene la preocupación de Estados Unidos? Es que el muñeco que se está deshaciendo es el muñeco de ellos. Es el que ellos construyeron en el marco de la guerra civil hace 30 años, y también es el muñeco que se construyó en el marco de la llamada Trilateral, que es un conjunto de ideas que empezaron allá en 1937 con los llamados diálogos de Walter Lippmann.
Y se fueron construyendo ese muñeco que contempla: 1. El papel preponderante de los partidos políticos de aquellos años. 2. La reducción de la democracia. Límites a la democracia. 3. Límites a la participación del pueblo. 4. Límites a la participación de la economía, no del Estado y apertura total al comercio internacional.
En todas estas ideas se trataba de pasar del Estado nacional montado en el marco de los tratados de Westfalia de 1648 al Estado transnacional. Bien, eso es lo que el pueblo salvadoreño derrumbó el 28 de febrero. Es el muñeco de los gringos, por eso es que ellos están alarmados, interviniendo indebidamente en nuestros asuntos internos. Ocúpense de sus cosas en su país. No intervengan en nuestros asuntos internos. Somos amigos como no, un abrazo para los gringos, pero no nos impongan sus intereses y no se metan con las decisiones soberanas que necesitamos tomar. Y lo peor es que hay gente que está clamando por que Estados Unidos resuelva la situación. Eso es lo peor. Un drama que revela poca inteligencia y un mínimo sentido de patria.
¿Todo este proceso requiere de mucho diálogo, de mucho consenso?
Mucho diálogo, mucho consenso, respetando a la mayoría y creo que también a las minorías, independiente del interés que tenga un gobernante o un partido político de incluirlas dentro de una nueva Constitución. Ahora, aquí también hay cláusulas pétreas que en Chile eso no va. [En Chile] la Constitución es abierta, es reformable, requiere de porcentajes mayores, requiere de dos tercios en el caso chileno y también los artículos que los constituyentes expongan van a tener que ser aprobados por los constituyentes, por dos tercios. No es una mayoría tampoco, lo que significa que con dos tercios va a estar más gente de acuerdo en la medida que se aprueben cada uno de los artículos.
La destitución del fiscal por tener vínculos partidarios, ¿qué opinión le merece?
Es que es que nadie llega a un cargo sin vínculo político-partidario. Pero esa es la filosofía política del poder en nuestro país. ¿Acaso no son los partidos los que tienen el monopolio del control del aparato del Estado? Son los partidos. Y cuando los partidos deciden poner en tal cargo a tal persona, son gente de ellos. Entonces, para resolver eso hay que cambiar la filosofía política y hay que cambiar la Constitución.
Los partidos han sido derrotados, barridos por el pueblo. Pero en la Constitución siguen siendo los dueños del aparato. En la medida que el Gobierno hace una gestión de beneficio popular, debe saber que eso es entendido tanto por Washington como por la oligarquía como una amenaza.