Detrás de la atención de una mordida de perro existe un protocolo de atención que va desde brindar tratamiento a la víctima hasta la activación de equipos de salud ambiental que se encargan de observar hasta por 10 días el comportamiento del animal. En este período, el personal de salud verifica si tiene rabia y si esa fue la causa del ataque.
Si el animal muere, recuperan el cadáver para su diagnóstico; si confirman que tenía rabia, realizan labores de prevención en la comunidad e investigan si otros animales fueron agredidos. Según Jaqueline Villatoro, veterinaria del Ministerio de Salud, la rabia transmitida por un perro puede causar la muerte de una persona si no se trata a tiempo.
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«Cualquier persona que sufra una agresión de animal trasmisor de rabia –gato, perro, murciélago- tienen que acudir al centro de salud más cercano porque la única forma de prevenir la rabia es la vacuna, una vez adquirida no existe nada que podamos hacer para evitar que la persona vaya a morir», advirtió.
Una forma de evitar que las mascotas enfermen con este virus son las campañas de vacunación que cada año lleva a cabo el Ministerio de Salud. Incluso algunas alcaldías y asociaciones de mascotas desarrollan jornadas de vacunación.