El jefe de la Organización Mundial de Salud homenajeó el miércoles a la difunta Henrietta Lacks, una mujer negra estadounidense cuyas células de cáncer fueron tomadas sin su conocimiento en la década de 1950 y sentaron las bases de numerosos logros científicos, incluyendo estudios sobre el coronavirus.
El reconocimiento de parte del director gene – ral de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se produce más de una década después de la publi – cación de «The Immortal Life of Henrietta Lacks» («La vida inmortal de Henrietta Lacks»), el libro de Rebecca Skloot sobre la discriminación sufrida por los afroestadounidenses en la atención médica, las innovaciones que salvaron vidas gracias a las células de Lacks y la batalla legal de su familia por su uso no autorizado.
«Lo que le sucedió a Henrietta estuvo mal», dijo Tedros durante una ceremonia especial en la sede de la OMS, en Ginebra, antes de entregar el Premio del Director General al hijo de Henrietta Lawrence Lacks, de 87 años, en presencia de mu – chos otros de los descendientes.
Lacks falleció de cáncer en el cérvix el 4 de octubre de 1951, a los 31 años. El tejido que fue tomado de ella en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore proveyó las primeras células humanas en ser clonadas exitosamente. Reproducidas infinitamente desde entonces, las células HeLa se han vuelto una piedra angular en la medicina moderna, incluyendo en el desarrollo de la vacuna para la polio, el mapeo genético e incluso las vacunas anti-COVID-19.
Tedros apuntó que Lacks vivía en un tiempo en el que la discriminación racial era legal en Estados Unidos, y agregó que aún persiste, aunque ya no es legal, en la mayoría de los países.
«Henrietta Lacks fue explotada. Ella es una de las muchas mujeres de color cuyos cuerpos fueron usados inapropiadamente por la ciencia. Ella confió en el sistema de salud para recibir tratamiento. Pero el sistema tomó algo de ella sin su conocimiento ni su permiso», dijo.
«Las tecnologías médicas que fueron de – sarrolladas a partir de esa injusticia han sido utilizadas para perpetuar más injusticia, porque no han sido compartidas equitativamente en todo el mundo», agregó Tedros.
La línea celular HeLa —un nombre derivado de las dos primeras letras del nombre y el apellido de Henrietta Lacks— fue un gran logro científico.
Tedros dijo que las células fueron las ba – ses del desarrollo de vacunas para el virus del papiloma humano, que eliminan el cáncer que le costó la vida a Henrietta.
SU FAMILIA PIDE JUSTICIA
«Han estado usando sus células durante 70 años y la familia Lacks no ha recibido nada a cambio de este robo», dijo su nieta Kimberly Lacks en una conferencia de prensa en julio pasado, antes de anunciar su intención de presentar una denuncia contra los grupos farmacéuticos que sacaron provecho de las muestras.
La familia de Henrietta Lacks no supo nada de estos avances hasta la década de 1970, y cuyo alcance realmente entendió solo gracias al trabajo de Rebecca Skloot, autora en 2010 de «La vida inmortal de Henrietta Lacks».
Su colega Christopher Seeger precisó que la denuncia alcanzaría «a todos los que se beneficiaron del uso de las células HeLa y que no llegaron a un acuerdo con la familia para compensarla».
Ellen Wright Clayton, profesora del Centro de Ética Biomédica y Sociedad de la Universidad de Vanderbilt, dijo que probablemente será difícil para la familia Lacks «obtener una compensación» en los tribunales, que hasta ahora han sido «muy reacios a conceder a los seres humanos cierto control sobre sus muestras» biológicas.