¿Qué es la responsabilidad? ¿Qué hace responsable a un ser humano? Responder estas interrogantes ha de ser la faena escritural de la siguiente columna, ya que de importancia tiene saber manifestar a cada circunstancia de la vida con la mayor entereza interior y exterior. La responsabilidad es considerada como esa capacidad de atender a los compromisos aceptados, creando con ello un clima de confianza en quien cumple su promesa; sin embargo, es necesario ir más allá.
En las clases que por años he dado y las enseñanzas en mis escuelas literarias y filosóficas, siempre he enseñado que la responsabilidad va más allá de lo que nos han enseñado; no es solo un compromiso con la sociedad, o un deber «a priori». La responsabilidad, como dice el maestro Osho, «en realidad se divide en dos partes: habilidad y respuesta y la respuesta solo es posible en la espontaneidad del aquí y ahora». Entonces diremos que responder es estar atento con la conciencia y el todo a cada circunstancia sea adversa o no.
Una enseñanza zen nos muestra el siguiente cuento popular: «El discípulo toma un pajarillo en sus manos y lo oculta a sus espaldas, preguntándole al maestro: tú que lo sabes todo dime: ¿este pajarillo está muerto o vivo?; claro, si le decía que vivo, lo apretaba y mataba; y si le decía muerto, lo soltaba y dejaba ir; así que el sabio anciano le expresó: eso dependerá de ti, que esté vivo o muerto». Ciertamente, no depende de nadie más, es responsabilidad de cada uno lo que decide, lo que hace y lo que piensa.
Por ningún motivo se puede pretender dar responsabilidad a la vida de otro, cada uno abre paso a su destino o lo cierra. De ahí que la responsabilidad no está en un deber ser «a priori», sino en un deber ante el momento «a posteriori»; es decir, saber atender el momento y su situación, siempre con calma, reflexión, y ante todo sin dañarse a sí mismo y a nadie más. Así nunca se podrá equivocar quien responde, pues no se daña ni daña, solo soluciona una circunstancia adversa con la mayor sabiduría posible.
El maestro Jorge Bucay expuso: «El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es él el principal responsable de lo que sucede». Esta máxima nos permite comprender que uno es su propio nirvana o su propio hades; de ahí que es menesteroso que las nuevas generaciones sean criadas bajo el ideal de tomar en sus propias manos el presente y futuro, considerando que no se trata de deber solamente, sino, ante todo, de estar atento a la vida y saber responder a ella con la mayor autenticidad posible.
Se necesita empezar a reevaluar la idea de responsabilidad tal como se ha enseñado, y con ello encaminarse hacia un presente más sensato y auténtico, en la que la existencia tenga como tal un camino de atención serena y dispuesta a mejorar el propio entendimiento, y con ello crecer desde adentro hacia afuera como persona y como país. Esto dicho con antelación es fundamental en este nuevo El Salvador, en que son necesarios ciudadanos que sepan responder con plenitud y autenticidad a los nuevos desafíos de Patria.
Para que este camino iniciático del individuo se vuelva colectivo debe ser una forma de vida enseñada en el sistema educativo y en la crianza de los padres; así podrá de forma colectiva nacer una ética social de responsabilidad con la patria, que no es más que saber que lo que hago mueve el hilo de cada ciudadano, si daño a uno daño a todos, y si cuido a uno cuido a todos. Por lo tanto, estar atento al aquí y ahora del eterno presente permitirá una ciencia del interior que llevará a cada persona a responsabilizarse de sí y del otro.
El maestro George Bernard Shaw expuso: «No nos hacemos sabios por el recuerdo del pasado, sino por la responsabilidad de nuestro futuro». Ojalá poco a poco el país vaya entrando en un modo de vida en el que ser auténticamente responsable de sí mismo sea la base fundamental de la responsabilidad colectiva, así no habrá forma de seguir dañando el país, la naturaleza, la cultura y la fe; al contrario, que estemos condenados a la libertad de ser y de hacer conforme al bien propio que ha de ser al final el bien de todos.