No hay nada más revolucionario que el cuerpo humano y la vida misma. A los 10 años arreando vacas ajenas y con la cuma como juguete en su natal Monteca, La Unión, Fredis Reyes nunca pensó que su vida diera para libros, que escribiría guiones y que actuaría en películas.
Tampoco le sonrió la felicidad cuando tuvo que dejar su pueblo para venirse a la capital. Acá fue vendedor de pan, de aros hula-hula y de lotín hasta que dejó la escuela para trabajar como repartidor de bebidas. Hoy vive legalmente en la unión americana y se encamina a ser productor de películas.
¿Después de 28 años has cumplido tu sueño americano?
No, hasta la vez creo que no, pero sí seguimos en el camino tratando de romper barreras para alcanzarlo. Cada día que se lucha pues uno trata la manera de seguir alcanzando una parte de sus sueños.
¿Te fuiste, como se dice vulgarmente, mojado?
Así es, me fui mojado, pero ya me sequé. Dejé El Salvador cuando tenía 18 años. Me fui con la meta de regresar con un bus o un tráiler para alcanzar una meta que me había propuesto y que hasta hoy se está realizando: que es la producción [de películas] y poder mostrar en El Salvador historias verídicas y también de ficción.
Foto: cortesía
Fredis, entiendo que eres empresario en Nueva York.
Sí, gracias a Dios que eso fue lo que me que me fue abriendo las puertas aquí en Nueva York. Tú sabes que la vida nos guía por caminos distintos a los que nosotros queremos recorrer. Por ejemplo, yo quería regresar a El Salvador en cuatro o cinco años, pero las cosas fueron cambiando y me fui estableciendo acá, y así pues gracias a Dios pude iniciar con mi negocio.
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¿A qué te dedicas concretamente, tienes varios empleados?
Sí, gracias a Dios tenemos un grupito. Lo conformamos entre hondureños, guatemaltecos, de El Salvador y uno que otro dominicano.
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¿Cuáles son los servicios que brindas en tu empresa?
Toda clase de jardinería: cortar el pasto, mantener el césped, y hoy estamos iniciando con la reparación de ladrillos y hacer patios.
Se te podría considerar un salvadoreño exitoso que le da trabajo a personas de otras nacionalidades.
Fíjate que sí. Tenemos la oportunidad gracias a Dios de que nos ha abierto las puertas aquí. Cuando yo vine e inicié mi negocio no se veían muchos hispanos, pero ya con el tiempo, como acá se fue abriendo más el mercado, fueron viniendo más personas. Hoy gracias a Dios muchos salvadoreños tienen sus propios negocios, y no solamente en jardinería sino también en restaurantes, y eso me motiva y me llena de alegría porque podemos demostrar que venimos acá por una buena razón.
Llevamos poco más de 12 meses de pandemia, ¿cómo le ha ido a tu negocio en ese tiempo? ¿Te ha impedido trabajar?
Cuando la pandemia inició, nosotros también ya iniciamos con la temporada de trabajo. Iniciamos con algún temor, pero gracias a Dios el trabajo no nos faltó, incluso fue un año de mucho mucho trabajo; y es una bendición también que ninguno del equipo se enfermó, ni en la oficina ni los que laboramos afuera. Créemelo de que Dios nos ha bendecido porque tuve contacto con muchos clientes que sí fueron infectados y estuvieron en etapa muy crítica. De hecho, de cuatro a cinco fallecieron y también eran grandes amigos.
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Por lo que he leído entiendo que estás involucrado en proyectos de libros y cine. ¿Te ha dado el tiempo para trabajar en ellos?, ¿qué viene en camino?
Uno nunca deja de aprender y te digo que gracias a Dios hemos participado ya en alrededor de siete películas y como en tres cortometrajes. También he publicado cuatro libros y están cuatro en reserva, que por esta pandemia no hemos tenido el tiempo de darlos a conocer. Para este año, tenía muchos proyectos como ferias de libros a las que estaba invitado. Estaba invitado también a proyectos grandes de cine y televisión que se vinieron abajo, pero no me quejo porque aproveché el tiempo y con mi equipo estamos trabajando varios guiones de películas que me gustaría hacerlas en El Salvador. Tenemos muchas cosas en puerta.
¿Qué libros han visto la luz?
Bueno, de los que están publicados son, el primero que me ayudó a romper barreras y como quien dice a tumbar la puerta, «Tres décadas derribando murallas en tierra extranjera». Creo que ya hace cinco años que terminé ese libro; y ese fue el que abrió las puertas. Después hice «El valle de las hamacas», que es una novela muy bonita. Después vino «Rompiendo el destino», que narra la vida de un inmigrante. A ellos se unió luego «El canario bajo la sombra de los árboles», son cuentos narrados por un joven con aspiraciones.
Me decías que tienes cuatro más en posición de salida.
Sí. Son «La otra cara del espejo», de versos y poemas; de ahí tenemos otros que se pueden convertir en novelas y películas. Ahí tenemos «El pasado del ministro»; «Con quién te quedas, Juan», que es una comedia; y «Te pasaste, Rosa», otra comedia. Esas están empaquetadas para guiones. ¿Esas serán libros y películas? Sí, fíjate. Gracias a Dios durante esta pandemia el tiempo que nos mantuvo en cuarentena lo usé en la computadora. Así que automáticamente en la computadora hacemos el libro y ya después lo pasamos a otro formato a hacer el guion, así que podemos decir que lo tenemos en los dos formatos.
¿Tienes películas de tu autoría?
De mi autoría no, pero he participado como actor para tratar la manera de aprender. Lo he hecho con la idea de aprender y de producir una película. Ya tengo la idea y sé más o menos cómo es el mercado.
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¿En qué películas has participado?
«Mi héroe», que se grabó en Texas y que ya está en YouTube; al igual que «Honduras, el precio de la libertad». También en «La venganza del halcón ruso», que ya está a punto de estrenarse y que la tiene una compañía de cine en México. Además, en una serie que se llama «Diseñador». Antes participé en otra que se llama «La venganza de un comando», que fue la primera. Cuando esta pandemia pase, buscaré la manera de lanzar mi propio producto.
¿Cuáles son los guiones que tienes listos?
«El pasado del ministro», que queremos hacer en El Salvador. Estamos esperando que esto pase para que el equipo pueda grabar al aire libre y sin temor.
¿Cómo nació esa vocación por la escritura?
No sé. Desde los 10 años inicié con un dibujo que me halagaron mucho. Yo estudié en la escuela Alberto Masferrer, en San Salvador; después pasé a la escuela Bernal, y terminé en la escuela Miguel Pinto. Ahí llegué hasta quinto grado y me salí porque tenía que trabajar para poder sostenernos. Entonces, como no podía estudiar soñaba con escribir cuentos y cosas que viví. Así inició mi primer libro que es «Derribando murallas», después vino el resto.
Podemos decir que siempre tuve la idea de escribir, pero no con llegar a la fama.
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¿Cómo hiciste para publicar tu primer libro, «Derribando murallas»?
Ese no iba ser mi primer libro. Yo presenté dos historias diferentes: «Rompiendo el destino» y «El valle de las hamacas» a la empresa que me lo publicó. Ellos me pidieron una biografía. Y para serte sincero yo me puse a escribir historias, pero no sabía qué era una biografía.
Entonces, cuando la empresa me pidió una biografía, me puse a escribir sobre mi vida: de un muchachito que vivió la guerra, que vio cómo le mataron a un primo, qué cambio hubo cuando emigró de un pueblo a una ciudad, cómo le cambió la vida emigrar de un país a otro, los cambios rústicos entre la pobreza y la riqueza.
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Entonces, les envié la biografía y la empresa me dijo: «Sí, queremos hacer negocio, esta es la historia que vamos a sacar. Así surgió «Derribando murallas», la historia de mi vida.
¿Cuál es tu máximo sueño en el cine?
Mi máximo sueño es caminar por las calles de mi país y tratar de apoyar a jóvenes que buscan sus sueños y realizar las ideas de producción que tengo.
¿No ha pasado Hollywood por tu mente?
Fíjate que en un momento pasó, y a veces se nos suben los egos. Hay actores que buscan llegar a la fama y cuando llegan a la fama no pueden controlarla. También hay escritores que escriben y lo hacen para vivir, y es entonces cuando uno fracasa. Cuando yo escribí mi primer libro, soñé con llegar a Hollywood; pero ya no es mi sueño. Mi sueño es trabajar en mi país y que en un día cercano una historia grabada en mi país sea mostrada en Hollywood.
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¿Cuál es el procedimiento para llegar a la divulgación de una película?
Hay diferentes factores, por ejemplo, si tú grabas una película, con esa película te presentas a festivales de cine y ahí encuentras quién te la pueda comprar. Algunas películas ya tienen el contrato con compañías de cine. Puedes también venderlas a la televisión o a las plataformas.
¿Qué te falta para sentirte realizado completamente?
Hacer mi primera producción de los guiones que tengo, y tenemos planes de dar los primeros pasos en 2022.