Lo nuevo se abre paso entre lo viejo, pero el sistema caduco no se va sin dar pelea. Eso es lo que hemos visto cuando los diputados de oposición colaboran para tratar de obstruir el trabajo del gobierno. Los siguientes objetivos de la alianza legislativa con mayoría en la Asamblea son los ministros de Salud, Francisco Alabí, y de Obras Públicas, Romeo Rodríguez.
La comisión especial está amenazando con abrir procesos de antejuicio si ambos funcionarios no llegan, por enésima vez, al interrogatorio parlamentario. Es entendible que los ministros lleguen a la Asamblea Legislativa a explicar sus planes y proyectos, pero lo que se sale de toda lógica es que los obliguen a ir múltiples veces a repetir lo que ya antes han dicho.
No es por exceso de laboriosidad que los diputados multiplican las reuniones, sino para atacar a un gobierno al que perciben como negativo para sus intereses. Por ejemplo, la comisión de salud de la Asamblea suspendió su sesión de trabajo porque no llegó el mínimo de diputados necesario para hacer «quorum». Es decir, para elaborar una ley para ayudar al Ejecutivo a combatir un eventual segundo brote de la COVID-19 no hay tiempo ni disposición entre los parlamentarios; sin embargo, para comenzar el proceso de antejuicio sobran las manos.
¿Por qué amenazar con un juicio político a los ministros de Salud y de Obras Públicas? Sencillamente porque son funcionarios que han destacado y cumplido con sus funciones de la mejor manera.
Nadie estaba preparado para enfrentar una enfermedad que se propagó por el planeta de una manera tan rápida; no obstante, El Salvador logró enfrentar la pandemia de la mejor manera, con bajos números de contagiados (y más tarde que en el resto de la región) y con menos fallecidos que los vecinos centroamericanos.
Un estudio de la Universidad de El Salvador confirma que el gobierno de Nayib Bukele ha hecho un excelente trabajo enfrentando la nueva enfermedad.
Y buena parte del éxito del ministro de Salud para enfrentar la pandemia tiene que ver con la adecuación de la infraestructura hospitalaria para atender a los enfermos. Ese fue el trabajo del ministro de Obras Públicas.
Entonces, ahora los diputados consideran que son ellos los siguientes a quienes recomendarán «destituir», gracias a que su buen trabajo opaca décadas de resultados mediocres en ambas carteras de Estado.
No hay forma de perderse: la oposición busca golpear a los funcionarios que mejor trabajan, con la esperanza de hacer mella en el presidente y sus aliados políticos. Pero no parece funcionar. La última encuesta, de Fundaungo, da el 60.3 % de la intención de voto a Nuevas Ideas.
De esta forma, cada ataque contra el gobierno parece ser, más bien, un clavo más en el ataúd de los partidos que gobernaron en los últimos años.